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François Fillon, una voluntad a toda prueba pese a los escándalos judiciales

Con una voluntad a toda prueba, el conservador François Fillon se aferró contra viento y marea a su candidatura a la presidencia de Francia a pesar de un escándalo judicial que destruyó su imagen de integridad.

"Soy como uno de esos combatientes que no bajan la cabeza frente a las balas" de sus adversarios, declaró recientemente en un mitin este ex primer ministro (2007-2012) de 63 años que denuncia una "conspiración" para destruir su carrera política.

Su imagen de honradez y sus promesas de recuperación económica lo convirtieron en el gran vencedor en noviembre pasado de las primarias de la derecha, frente al expresidente Nicolas Sarkozy y al veterano ex primer ministro Alain Juppé.

Con un programa de recortes drásticos, este liberal que no esconde su admiración por la "Dama de Hierro" Margaret Thatcher era hace unos meses el gran favorito para las presidenciales a dos vueltas del 23 de abril y del 7 de mayo, tras cinco años de gobierno socialista.

Pero a finales de enero, este apasionado de las carreras automovilísticas, que según sus amigos "no soporta llegar segundo", se vio envuelto en un escándalo después de que la prensa revelara que su esposa, Penelope, y dos de sus cinco hijos se beneficiaron de empleos presuntamente ficticios.

Imputado por desvío de fondos públicos y apropiación indebida de bienes sociales, Fillon, que clama su inocencia, se aferró a su candidatura pese a múltiples deserciones en su entorno y una caída en las encuestas electorales.

"Los últimos meses han sido extremadamente difíciles", reconoce este ferviente católico que en sus desplazamientos es recibido a menudo con silbidos, cacerolazos y gritos de protesta.

A pesar de las encuestas, que lo colocan por detrás de la candidata de extrema derecha Marine Le Pen y del centrista Emmanuel Macron y codo a codo con el izquierdista radical Jean-Luc Mélenchon, Fillon sigue convencido de que puede ganar.

"No les pido que me quieran, les pido que me apoyen, porque es lo mejor para Francia", clama ante sus partidarios este hombre que durante cinco años dirigió el gobierno francés bajo la sombra del "hiperpresidente" Nicolas Sarkozy.

Fillon, que en 2007 ya afirmaba que el "Estado estaba en bancarrota", propone un programa radical de recortes del gasto público con la supresión de 500.000 puestos de funcionario y un regreso a la semana laboral de 39 horas en la función pública.

Está en contra de la adopción plena para las parejas del mismo sexo, quiere limitar la inmigración "al mínimo" y propone retirar la nacionalidad a los yihadistas franceses. "No me quitará el sueño que sean apátridas", afirma.

Asegura que sólo tiene una obsesión, "la soberanía nacional" y la posición de Francia en el mundo, lo que le lleva a plantar cara a Estados Unidos y a defender un acercamiento con Rusia.

Hijo de un notario, licenciado en derecho público, Fillon entró en política en 1976 como asistente de un diputado. Cuatro años después, a la muerte de este último, ganó en su circunscripción y se convirtió con 27 años en el diputado más joven de la Asamblea Nacional.

Fue elegido varias veces en su feudo de Sarthe, una zona rural y agrícola del oeste del país, y poco a poco fue escalando posiciones dentro del partido conservador. De 1993 a 2005 estuvo en todos los gobiernos de derecha.

En 2012, cuando Nicolas Sarkozy perdió las elecciones, Fillon intentó tomar las riendas del partido, el UMP (ahora Los Republicanos), pero su rival, Jean-François Copé, se impuso. Durante un tiempo se planteó crear un grupo disidente pero terminó por regresar para preparar metódicamente su revancha.

FUENTE: AFP