MÉXICO 2019 - 

Colombia retoma su camino al Oscar con drama indígena

Entre el mar de historias sobre el narcotráfico en Colombia, “Pájaros de verano” ofrece una perspectiva diferente al ser contada a partir de la etnia indígena wayuu.

El filme se remonta al conflicto que surgió con la llamada Bonanza Marimbera, la época en que la producción y venta de marihuana generó ganancias millonarias en las décadas de 1970 y 80, y sigue a Rapayet, un joven wayuu que para desposar a la bella Zaida recurre a la venta de marihuana para pagar la cara dote que le pide la madre de la joven, Úrsula. Rapayet consigue su cometido, pero en el proceso sumerge a su comunidad y su familia en la violencia.

“La percepción de lo que ha sido la historia del narcotráfico ha sido una historia contada normalmente desde Estados Unidos”, dijo la directora Cristina Gallego a The Associated Press en una entrevista telefónica reciente desde Bogotá. “Para nosotros lo importante era contar esta historia de la que nosotros somos protagonistas y que básicamente ha sido un tabú para nosotros, para nuestro cine y para la sociedad”.

“Pájaros de verano” fue codirigida por Gallego y Ciro Guerra, cuyo filme “El abrazo de la serpiente”, también sobre comunidades indígenas, le mereció a Colombia su primera nominación al Premio de la Academia en 2016. La película ha puesto al país suramericano nuevamente en el camino al Oscar: la semana pasada quedó entre las nueve preseleccionadas para una nominación a mejor cinta en lengua extranjera junto a pesos pesados como “Roma” de Alfonso Cuarón (México), “Cold War” de Pawel Pawlikowski (Polonia) y “Shoplifters” de Hirokazu Kore-eda (Japón).

Gallego y Guerra no querían presentar solo una historia de dinero y violencia, sino también una tragedia por la destrucción de familias y tradiciones ancestrales por el narcotráfico. Los wayuu (también escrito wayú) habitan en el árido norte de su país, en la península de la Guajira colindante con el Mar Caribe.

“Intentamos recopilar una memoria que no está escrita, una memoria viva, y para eso nos fuimos a hablar con la gente y escuchar sus historias”, dijo Gallego.

Se asesoraron con especialistas como antropólogos, y para el plano emocional se inspiraron en el realismo mágico, el psicoanálisis e incluso la tragedia griega, logrando una sensación onírica de atemporalidad y universalidad con un drama que bien podría ubicarse en el desierto de Sahara por sus paisajes, o haber ocurrido hace siglos por sus arquetipos.

La película habla de muchas cosas: del conflicto entre la tradición que es arrebatada por el capitalismo salvaje, pero también el conflicto entre la razón y la intuición, el conflicto entre el mundo masculino y el mundo femenino, entre lo real y natural con lo sobrenatural

“Pájaros de verano” se estrenó en mayo en la Quincena de Realizadores en Cannes y en días recientes se llevó el premio a la mejor película en el Festival de Cine de La Habana. Entre otros reconocimientos, recibió los Premios Fénix de cine iberoamericano al mejor largometraje de ficción, mejor actuación femenina para Carmiña Martínez y mejor música original para Leonardo Heiblum.

Martínez, cuya abuela era wayuu, ofrece una poderosa interpretación como Úrsula, una matriarca que cuida recelosamente sus tradiciones pero al mismo tiempo empuja a los miembros de su clan a la codicia y la venganza al tener una relación permisiva con un hijo violento.

De igual manera llama la atención el modo en que las tradiciones de los wayuu conviven con el mundo del narcotráfico en la película, como a través de la figura de los palabreros, autoridades con la función sagrada de llevar mensajes y ejercer la justicia, y de castigos como pagos monetarios para reparar los daños de una ofensa cometida.

Pero quizá lo más impresionante son los segundos entierros, que implican exhumar los restos de los muertos años después de sus fallecimientos para limpiarlos, sanar las heridas provocadas por su deceso y ayudar a que el alma encuentre el reposo.

“La comunidad wayuu es una comunidad vigente fuerte en sus lenguajes y sus tradiciones”, dijo Gallego. “El segundo entierro es el más importante realmente para ellos”.

Al igual que se plasma en el filme, los wayuu siguen sufriendo explotación y viven en condiciones precarias. La realizadora resaltó que “Pájaros de verano” no solo es sobre esta comunidad, sino que la mayor parte del equipo de producción contratado fue de esta etnia.

Aunque es la primera película que Gallego dirige, ha colaborado como productora en todas las películas de Guerra. Ambos estudiaron juntos en la Universidad Nacional de Colombia y su cinematografía se ha caracterizado por dibujar un mapa alternativo de Colombia: “El abrazo de la serpiente” se desarrolla en la región amazónica, “Los viajes del viento” (2009) en la región norte.

“Es un deseo de ir hacia lo desconocido”, dijo la directora. “Para ustedes es tan desconocido como para nosotros como colombianos”.

“Pájaros de verano” llegará a las pantallas de cine de Estados Unidos el 13 de febrero. Las nominaciones al Oscar se anuncian el 22 de enero. Los Premios de la Academia, en su 91ra edición, serán el 24 de febrero.

FUENTE: AP