Sillas, mesas, lámparas de araña y una enorme lámpara rosada con la forma de la cabeza de un oso. Todo está en venta en el exclusivo Lazy Hound, uno de tantos restaurantes que han cerrado recientemente en Moscú. Sorprendentemente, una gran cantidad de moscovitas se presentaron en busca de gangas.
Las ventas de artículos usados son raras actualmente en Rusia, que dejó atrás una década de boom económico que hizo las delicias de los mejores gastrónomos y tiendas del mundo. Últimamente se puso de moda la frugalidad, la cual probablemente dure bastante en el marco de sanciones occidentales y de una pronunciada caída en los precios del petróleo.
Los precios de los productos han subido y se espera que lo sigan haciendo. Se pronostica que uno de cada cinco restaurantes de Moscú cerrará este año y numerosos comercios se preparan para despedir gente.
Anna Serzhantov y su esposo Sergei, quienes un domingo reciente curioseaban en el restaurante que puso sus muebles en venta, nunca habían comprado muebles usados, pero el valor del rublo cayó un 50% en un año y no les alcanza el dinero para terminar de amoblar el departamento que renovaron hace poco. La única alternativa económica, IKEA, subió también sus precios en diciembre en respuesta a una devaluación de la divisa.
"Todavía tenemos que comprar cosas para nuestro dormitorio", dijo Anna. "Pero no creo que las encontremos a menos que los hoteles empiecen a cerrar también".
Olga Ovcharova, crítica de restaurantes para Time Out y una de las fundadoras de un portal que anuncia ventas de artículos usados, dice que hay una cantidad sin precedentes de negocios que están cerrando y vendiendo sus muebles.
"Los sueldos están cayendo y todo cuesta más caro", afirmó.
Igor Bukharov, presidente de la Federación Rusa de Gastrónomos y Hoteleros, declaró a The Associated Press que espera que este año cierren un 20% de los restaurantes de Moscú por la escasa demanda y el aumento de los precios.
A medida que se desmorona el rublo, cunde el pesimismo entre los rusos. Una encueste de enero del centro independiente Levada dijo que el 49% de la población opina que el deterioro económico es la principal amenaza que enfrenta Rusia. Hace un año solo el 29% tenía esa impresión. El 54%, por su parte, dijo que la escalada de precios era otra amenaza grave.
Si bien los restaurantes fueron los primeros en sentir el golpe, el derrumbe del rublo y la disminución de la demanda se están afectando otros sectores de la economía, como los negocios de ropas e incluso los fabricantes.
OPORA, una organización no gubernamental de pequeños comercios, calcula que cerca del 30% de los fabricantes apelarán a despidos para hacer frente a la escasez de créditos, en vista de que el sistema económico está prácticamente congelado.
Las tiendas de ropas finas encaran no solo una disminución en la demanda sino también el hecho de que compran prendas de diseñador por las que deben pagar en euros o dólares y por lo tanto cuestan el doble que hace algunos meses como consecuencia de la debacle del rublo. "Los están estrujando realmente", dijo Robert Courtney, que alquila locales a pequeños negocios en un centro comercial.
No hay mucho que puedan hacer las autoridades para aliviar la crisis. El gobierno se comprometió a invertir 2.300 billones de rublos (34.000 millones de dólares), pero al menos la mitad irán al sistema bancario.
El banco central, entre tanto, tiene que elegir entre apoyar el rublo o la economía. Las altas tasas de interés pueden respaldar la divisa, pero a costa de causar perjuicios a la economía, haciendo que los créditos resulten más caros. El banco está cediendo a las presiones del gobierno y de los empresarios, que quieren que baje las tasas de interés, que había subido pronunciadamente en diciembre hasta el 17%. La semana pasada las redujo al 15%, dando a entender que aceptará la caída del rublo.
Los comerciantes han tratado de mantener los precios bajos para no espantar a los clientes, pero saben que es inevitable aumentarlos.
"Los importadores han sufrido grandes pérdidas por cuatro meses", dijo Satesh Melwani, un británico que importa refrescos. "Ahora estamos empezando a subir los precios al por mayor y los negocios tendrán que subir a su vez los precios al consumidor".
Alexei Amyotov, cofundador de Look at Media, un conglomerado de medios digitales, calcula que los rusos empezarán a sentir en serio el impacto de la inflación a mitad del año. Su firma, cuyos ingresos derivan sobre todo de avisos online, no ha sufrido un éxodo de clientes, pero muchos publicistas ya no firman contratos a largo plazo ni invierten en campañas para todo el año.
"Es como en las películas, cuando el héroe es herido pero no se da cuenta de que está muerto y sigue avanzando", afirmó. "Todo el mundo tiene miedo de mirar hacia abajo y ver qué tan grande es el agujero".
FUENTE: AP