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Egipto: luchan por terminar con ablación genital femenina

SULTAN ZAWYIT, Egipto (AP). En esta aldea agrícola en las márgenes del Nilo, Maha Mohammed ha comenzado a tener dudas acerca de si someterá a sus dos hijas a una mutilación genital.

Hace un año, esta mujer no tenía recelo alguno ante la ablación femenina, la práctica de extirpar el clítoris y en ocasiones otros tejidos de los genitales de las niñas. La propia Mohammed fue sometida hace décadas a la llamada circuncisión femenina, y teme que si sus hijas no pasan por este ritual y procedimiento, difícilmente encontrarán marido.

Pero Mohammed ha escuchado ahora que la ablación genital presenta riesgos médicos y genera traumas emocionales. Y una vecina ha visitado su casa insistentemente para disuadirla de practicar la extirpación a sus hijas.

"He escuchado que las niñas sufren mucho dolor físico y emocional", dijo Mohammed, de 31 años. "Pero tengo miedo. No quiero que mis hijas sientan un deseo sexual incontrolable".

El sólo hecho de que Mohammed esté indecisa refleja un avance.

Mediante campañas vigorosas entre los habitantes y la aprobación de leyes severas contra la ablación del clítoris, Egipto parece ir progresando en el combate de esta práctica, muy arraigada, que se lleva a cabo desde hace miles de años.

El número de niñas y jóvenes "circuncidadas" desciende ahora constantemente, en un país donde aproximadamente un 96% de las mujeres casadas ha sufrido la mutilación genital.

El estudio amplio más reciente pronostica que aproximadamente un 63% de las niñas egipcias de 9 años o menos serán sometidas a la ablación genital durante la próxima década. Esas cifras serán menores en áreas urbanas, como la de El Cairo, con 40%, pero resultan más altas en zonas rurales y en el sur, llegando incluso al 78%, de acuerdo con las predicciones de la encuesta demográfica y de salud aplicada por el gobierno en el 2005.

La tasa menor en las zonas urbanas se atribuye a los mayores índices de ingresos, educación y acceso a la información. Pero en las aldeas a lo largo del Nilo, donde la tasa es más alta, se realiza una campaña entre la población, a fin de llevar la información directamente a la casa de las mujeres egipcias.

Esa campaña de puerta en puerta es lenta y requiere mucho tiempo. Quienes la llevan a cabo descartan públicamente que reciban ayuda del extranjero o que tengan vínculos con grupos asistenciales de Occidente.

En vez de ello, las activistas locales buscan convencer primero a una mujer, luego a una familia y después a toda una aldea. Frecuentemente buscan a mujeres que han protestado por haber sido sometidas a esta práctica y les piden que convenzan a vecinas que tengan hijas de entre 8 y 11 años.

Fatma Mohammed Alí es una de esas colaboradoras.

La mujer, de 35 años, sufrió complicaciones graves tras ser sometida a la ablación a los 13 años. Padeció dolores intensos al dar a luz. Ahora, visita regularmente a su vecina --Maha Mohammed-- y busca desalentarla gentilmente respecto de esta práctica, poniéndole el ejemplo de su propia familia.

Ninguna de las hijas de Alí fue sometida al ritual. Ambas están en perfecta salud y una asiste a la universidad --un gran logro para una joven proveniente de esta aldea--, destaca la mujer.

"No me importa lo que piensan los demás. Yo sufrí mucho daño y no quiero esto para mis hijas", dijo Alí. "Cuando hablo de mi experiencia, muchas se convencen. Ven que mis hijas son buenas y apegadas a la religión".

Es difícil alentar a que las aldeanas expresen públicamente su opinión sobre el tema, dijo Nevine Saad Douad, quien dirige el proyecto de un grupo llamado Asociación para una Vida Mejor y un Desarrollo Incluyente en la cercana ciudad de Minya.

Pero cuando las habitantes se deciden a hablar, los resultados son asombrosos.

De unas 3,000 familias a quienes se acercó la campaña en los últimos años, en varias aldeas, más de la mitad dice ahora que ha abandonado esta práctica, casi 800 se muestran indecisas y menos de 500 señalan que de todos modos seguirán sometiendo a sus hijas a la ablación.

El año pasado, el Ministerio de Salud prohibió que los médicos titulados realizaran la extirpación. En junio, el parlamento egipcio votó por prohibirla como parte de una ley de protección a la niñez.

Pero persisten las presiones sociales para mantener la tradición en este país de 80 millones de personas.

Muchas mujeres temen que los pretendientes de una joven la rechazarán si saben que conserva su clítoris, por considerarla impura, inmoral y una esposa infiel en potencia. Hay muchos mitos, incluido uno según el cual la ablación es la única forma de controlar los deseos sexuales de una mujer. Otro señala que el clítoris debe extirparse porque de lo contrario crece con el tiempo.

Otros consideran que abandonar esta práctica equivaldría a doblegarse a las presiones de Occidente para un cambio en la sociedad egipcia.

Los líderes religiosos en el país se han pronunciado contra esta mutilación, incluido el Papa copto Shenouda III y el gran mufti (sumo intérprete de la ley islámica) Alí Gomaa, quien emitió en el 2007 una fatua contra la ablación genital.

La circuncisión femenina se practica en Africa y el Medio Oriente, tanto por musulmanes como por cristianos.

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