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Navegante alemán bate récord en histórico viaje entre EEUU y Cuba

El empresario y navegante alemán Roger Kluh impuso este sábado un récord al cruzar en 1h45m los 160 km que separan a Estados Unidos de Cuba, en un viaje que dedicó a tender puentes entre dos países que reanudan sus relaciones diplomáticas.

"Estoy muy alegre por haber hecho algo único, que no se hacía hace 50 años", dijo a periodistas a su llegada a la isla el navegante, quien cumplió sus 50 años el viernes.

Kluh destacó: "estamos abriendo, construyendo puentes para el futuro" de las actividades náuticas entre Cuba y Estados Unidos, países que restablecieron sus relaciones diplomáticas y abrieron embajadas en sus respectivas capitales el pasado 20 de julio.

"Las personas tienen que aprovechar esta oportunidad", agregó Kluh, quien luce barba y cabello largo, así como dos tatuajes en el brazo derecho: uno con el símbolo de su lancha 'Apache Star' y otro en el que la Estatua de la Libertad porta una bandera cubana.

En su lancha y con otros tres tripulantes, Kluh arribó a la línea de meta frente al emblemático Morro de La Habana a las 11H45 locales (15H45 GMT), cubriendo en 1h45m la travesía entre Cayo Hueso, la ciudad más al sur de Estados Unidos, en Florida, y la capital cubana.

Así, este ex jugador profesional de hockey en el hielo que vive en Dusseldorf (oeste de Alemania) y tiene pasión por la navegación desde hace tres décadas, hizo añicos el récord para esta travesía, establecido por el norteamericano Forest E. Johnson en 1958 (6h23 minutos).

En un pequeño muelle, ubicado en el canal de la Bahía de La Habana, Kluh fue recibido por autoridades de gobierno de La Habana Vieja, que le colgaron una corona de rosas amarillas, azules y rojas, y por José Miguel Díaz Escrich, comodoro del Club Náutico Internacional Hemingway de La Habana, del que es miembro.

Al muelle también acudieron a recibirlo varios miembros de su familia y amigos, que lo besaron y abrazaron, entre ellos sus dos hijos y su novia libanesa, quienes, a coro y en perfecto español, cantaban la antológica canción "Cuba que linda es Cuba".

Varias decenas de cubanos, entre los miles que se apostaron desde la mañana en esa avenida para darle la bienvenida, también llegaron hasta el muelle y lograron estrechar la mano del navegante y tomarse fotos con él.

"Me parece una magnífica iniciativa" para "ampliar los intercambios deportivos entre Cuba y Estados Unidos", dijo el ingeniero Octavio Rivero, que logró captar con su cámara el momento en que la lancha naranja, con dos motores y 3.000 caballos de fuerza, pasó frente al Morro.

Esto "es un hecho histórico para la náutica cubana y para las relaciones entre Cayo Hueso y La Habana (...), pero además es un hecho heroico", declaró el comodoro Escrich, subrayando que durante la travesía la "Apache Star" debió enfrentar "olas de hasta tres metros de altura".

Kluh explicó que el fuerte oleaje daño los sistemas de navegación y de comunicación de la nave, y causó problemas en las tuberías del combustible, lo que finalmente provocó que su motor se apagara poco después de llegar a la línea de meta.

"Sufrimos algunas averías", dijo Kluh, cuya hazaña constituye, de hecho, el primer evento deportivo organizado con los correspondientes permisos de Washington, luego de que los dos países reanudaran sus relaciones.

El Club Hemingway dijo en un comunicado que el viaje de Kluh podría ser considerado el embrión de un viejo sueño de los amantes de los deportes náuticos en ambos lados del Estrecho de Florida, "de que esa carrera entre Key West y La Habana pudiera convertirse en un clásico".

Kluh estuvo acompañado en esta travesía por el norteamericano Mark McManus (copiloto), dueño del astillero que construyó su lancha; por el mecánico estadounidense John Pompi; y el navegante profesional franco-estadounidense Damien Sauvage.