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Tropas creían que hospital afgano de MSF estaba invadido

El día antes de que un grupo de boinas verdes pidiera un ataque aéreo sobre un centro médico gestionado por una organización internacional en Afganistán, un oficial de la unidad mencionó el hospital en un resumen diario de sus actividades.

"MSF informa de que tienen personal en el centro de urgencias", dijo el 2 de octubre un oficial del Tercer Grupo de Fuerzas Especiales estadounidenses, según dos personas que vieron su informe. MSF es el acrónimo de Médicos Sin Fronteras. El oficial dijo que el centro estaba controlado por insurgentes, según las fuentes, que no pudieron dar su nombre porque no estaba autorizadas a comentar el tema de manera pública.

Las coordinadas del hospital se enviaron a "todas las fuerzas aliadas", dijo el oficial, señalando que entre los objetivos estadounidenses para el día siguiente estaba "despejar el centro de urgencias" de fuerzas enemigas, dentro de las labores de los boinas verdes para ayudar a las tropas afganas a retomar Kunduz de manos talibanes.

Esta nueva información se suma a las pruebas sobre que el ejército estadounidense vigilaba de cerca la instalación médica, y plantea dudas sobre si la decisión de atacarlo el 3 de octubre violó las leyes internacionales. La cifra de víctimas ha subido por ahora a 30 personas. Según una versión, tropas estadounidenses solicitaron el bombardeo tras verse atacadas.

En los días previos al ataque, "un oficial en Washington" preguntó a Médicos Sin Fronteras "si nuestro hospital tenía un gran grupo de combatientes talibanes dentro", dijo en un correo electrónico el portavoz de MSF Tim Shenk. "Respondimos que ése no era el caso. También señalamos que éramos muy claros con ambas partes del conflicto sobre la necesidad de respetar las estructuras sanitarias".

En conjunto, las revelaciones plantean la posibilidad de que las tropas estadounidenses destruyeran lo que sabían era un hospital en funcionamiento, lo que sería una violación de las normas internacionales de la guerra. El Pentágono ha dicho que Estados Unidos nunca habría disparado de forma deliberada contra una instalación médica. No está claro por qué los boinas verdes pidieron el bombardeo —ni cómo un ataque semejante recibió aprobación en la cadena de mando— sobre unas coordenadas que se sabía incluían un hospital.

Incluso si Estados Unidos creía que los talibanes disparaban desde el hospital, la presencia de pacientes heridos en el interior habría convertido el ataque aéreo en algo problemático según las normas habituales estadounidenses sobre combate, así como el derecho internacional de guerra.

El mayor Roger Cabiness, portavoz del Pentágono, declinó responder a preguntas sobre el tema y señaló en un comunicado que sería "prematuro llegar a conclusiones" antes de que se completen las tres investigaciones sobre el suceso.

Estados Unidos determinó "que las noticias sobre bajas civiles eran creíbles, y seguimos trabajando con el gobierno de Afganistán para identificar por completo a las víctimas", dijo en un comunicado el general de brigada Wilson Shoffner, portavoz de la OTAN. Las pesquisas de Estados Unidos y la OTAN, señaló, "seguirán analizando una serie de posibles errores humanos, fallos de proceso y problemas técnicos que puedan haber contribuido al bombardeo erróneo del hospital".

La dirección de Médicos Sin Fronteras afirma que el hospital no estaba bajo control talibán ni había hombres armados operando desde el complejo, que comprende unas seis manzanas de la ciudad, con el hospital de una planta situado unas dos cuadras detrás de un muro de 12 pies (unos 4 metros). Los bombarderos AC-130 hicieron cinco pasadas sobre el lugar, disparando durante una hora.

Los talibanes habían tomado otro hospital cercano, gestionado por el Ministerio afgano de Sanidad, cuando los insurgentes tomaron la ciudad, dijo un alto cargo de Defensa estadounidense.

La nueva información reunida por AP plantea la posibilidad de que algunos elementos de inteligencia y del aparato militar estadounidenses confundieran los dos hospitales. Pero otros indicios sobre el suceso ponen en duda esa confusión.

Associated Press informó de que analistas de operaciones especiales estadounidenses estaban reuniendo información sobre el hospital de Médicos Sin Fronteras, incluyendo indicios de que estaba siendo utilizado por un operativo paquistaní para coordinar la actividad talibán. Esa recogida de información se produjo mientras Estados Unidos respaldaba la campaña afgana para retomar Kunduz, lo que incluyó intensos combates de los boinas verdes.

Los boinas verdes habían pedido a la Fuerza Aérea vuelos de reconocimiento sobre el hospital y tanto los boinas verdes como el personal de la Fuerza Aérea eran conscientes de que se trataba de una instalación sanitaria protegida, según indican los registros, de acuerdo a las dos personas que habían visto los documentos.

El dosier de los analistas incluía mapas con el hospital rodeado por un círculo, así como anotaciones sobre que las agencias de inteligencia buscaban la ubicación del agente paquistaní e informes de actividad basados en vigilancia aérea, según un ex oficial de inteligencia que estaba familiarizado con algunos de los documentos. La inteligencia sugería que el hospital se utilizaba como centro de mando talibán y podría albergar armas pesadas.

Después del ataque, algunos analistas estadounidenses consideraron que estaba justificado, según los documentos, y un informe dijo que 16 enemigos habían muerto, dijeron las dos fuentes. Los registros indicaban que entre los muertos estaba el paquistaní, que según Estados unidos trabajaba para el directorado de Interservicios de Inteligencia de su país.

No se ha difundido información pública que indique que un paquistaní murió en el ataque, y Médicos Sin Fronteras señaló que ninguno de sus empleados era de esa nacionalidad.

Las autoridades estadounidenses no han precisado qué provocó el bombardeo, pero el general John Campbell, comandante de las tropas estadounidenses en Afganistán, ha dicho que "había una unidad de operaciones especiales en las cercanías... hablaba con el avión que realizó ese bombardeo".

Un oficial de los boinas verdes dijo a sus superiores que sus tropas, que acompañaban a fuerzas de seguridad afganas, estaban bajo ataque y en peligro, según un ex miembro del gobierno familiarizado con esa versión de los hechos.

Médicos Sin Fronteras niega que hubiera fuego procedente de su complejo. E incluso en ese caso, no está claro por qué las tropas estadounidenses en el exterior de esos muros no habrían podido alejarse hasta terreno seguro.

También es un misterio por qué el avión AC-130 habría seguido disparando durante una hora sobre un edificio que tanto la Fuerza Aérea como el Ejército sabían que era un centro de urgencias gestionado por una organización internacional. Por lo general, para evitar bajas civiles la aeronave habría dejado de disparar en cuanto lograse su objetivo, que en este caso sería proteger a las tropas estadounidenses. En general, la nave requeriría una nueva confirmación de las tropas sobre el terreno para seguir disparando.

Un AC-130 vuela despacio y a escasa altitud, a menudo con una buena vista de su objetivo y el daño que causa. El piloto también debía conocer la ubicación de las tropas estadounidenses y aliadas en la zona para evitar alcanzarles.

Médicos Sin Fronteras ha dicho que llamó de forma frenética a Kabul y Washington durante el ataque, intentando informar a Estados Unidos de lo que ocurría mientras los pacientes morían en sus camas.

En principio, la cámara del avión habría mostrado si alguien disparaba desde el hospital. El gobierno estadounidense no ha hecho pública la grabación por el momento.