Caracas 2016 - 

Venezuela peregrina por su "Cristo negro"

Miles de niños, ancianos, hombres y mujeres peregrinaron este miércoles para venerar al Nazareno de San Pablo, una procesión que se ha convertido en una de las tradiciones más antiguas de Venezuela y convertida en uno de los festejos religiosos más importantes del país durante la Semana Santa.

La procesión que partió desde la Basílica de Santa Teresa, uno de los principales templos católicos de Venezuela, recorrió buena parte del centro de la capital venezolana, y debido al Año Santo del Jubileo de la Misericordia, decretado por el papa Francisco, se hizo por primera vez a la luz del día y más larga de lo habitual.

Ya hace un año, para estas mismas fechas, que los creyentes hicieron sus promesas al Nazareno a cambio de favores, y hoy como todos los "miércoles santos", una vez que consideran que las peticiones fueron cumplidas, o que la resignación es el designio, acudieron nuevamente a cumplir y pedir por el auxilio de su santo para este nuevo año.

Caminando descalzos e incluso de rodillas y vestidos con túnicas violetas, los penitentes llegaron a lo largo del día a las puertas del templo para poco a poco formar el mar de personas que cargó la imagen de 1,60 metros de altura y casi 80 kilos de peso.

Antonio Acardi, de unos cincuenta años, no ha faltado a ningún miércoles de Semana Santa durante los últimos 15 años para pedir, no solo por su salud, sino también "por la gente, por la humanidad".

Su petición al santo este año es especialmente importante porque la gente "no está centrada, está fuera del contexto de la paz, y fuera del contexto de dios", dice lamentando las muertes del atentado de Bruselas y "lo que pasa" en Venezuela donde, dice, "se matan entre hermanos".

La imagen en madera policromada, por lo que también es conocido como "el Cristo negro", está vestida con una túnica de color violeta bordada con hilos de oro, y con los símbolos de la pasión y muerte, el cáliz, clavos, una corona de espinas.

El Jesús con una enorme cruz a cuestas es una representación de la séptima estación del víacrusis -o "el camino de la cruz"-.

La figura está enmarcada por un arco con miles de orquídeas violeta cultivadas por sus feligreses y recolectadas desde el inicio de la Semana Santa.

Desde el comienzo de la procesión la imagen es cargada en hombros de los creyentes que se turnan por espacios de tiempo para cumplir con lo que no es un trabajo sino un honor para los miembros de la cofradía.

La imagen fue traída de España aproximadamente a principios del siglo XVII y fue instalada inicialmente en la hoy desaparecida iglesia caraqueña de San Pablo, donde la tradición asegura que se produjo el primero de los "milagros" que se le atribuyen.

El evento ocurrió 1669, según los relatos de los devotos, cuando una extraña epidemia, llamada "vómito negro", azotó a la entonces pequeña población caraqueña, ocasionando decenas de muertes y otros tantos contagiados.

Entonces, los caraqueños sacaron la imagen por primera vez del templo para implorar la cura de la epidemia al Nazareno de San Pablo, conocido en la época como "El Ermitaño", y en medio de la procesión la imagen tropezó con un limonero.

El incidente hizo caer todos sus frutos al suelo, una señal que llevó a los creyentes a utilizarlos para hacer el jugo que erradicó la enfermedad.

A partir de ese momento, hace más de tres siglos, el Nazareno de San Pablo es considerado uno de los santos más milagrosos de toda la historia venezolana, capaz de conceder cualquier tipo de peticiones hechas por sus adoradores.

Cada año los venezolanos que acuden a la procesión esperan a la salida del santo para ver cómo está la figura en esa ocasión, porque según la leyenda, mientras más se agrava la situación de crisis en el país, la talla del Cristo está más encorvada.

FUENTE: EFE