Ha pasado ya un año desde que Paris Jackson, hija del malogrado rey del pop y por entonces aspirante a actriz, modelo y cantante, conociera al que acabaría convirtiéndose no solo en su adorado novio, el músico Gabriel Glenn, sino también en una figura determinante a la hora de encauzar el rumbo profesional de la joven de 21 años y dirigirlo hacia la escena musical.
Tanto es así, que Paris y Gabriel han conseguido destacarse a lo largo de estos últimos doce meses tanto por la solidez que ha ido adquiriendo su romance, como por la creciente popularidad que está cosechando su banda de rock Soundflowers, la cual no ha dejado de llenar salas de conciertos en el estado de California y ahora se prepara para la firma de su primer contrato discográfico.
En uno de esos últimos recitales los fotógrafos pudieron avistar nada menos que a la madre de Paris, Debbie Rowe, con quien la artista empezó a forjar en 2012 una relación paterno filial que, antes de la muerte de Michael Jackson en 2009, había sido extremadamente limitada. Y aunque desde entonces su vínculo no ha estado exento de altibajos, Debbie siempre ha apoyado fervientemente los sueños artísticos de su pequeña.
Ese respaldo maternal también parece aplicarse ahora a la vida sentimental de Paris, como se desprende de las primeras declaraciones que ha ofrecido Debbie sobre la persona que ha conquistado el corazón de la joven y, de paso, le ha ayudado a sacar el máximo partido a su talento artístico.
"Ya le he conocido. Es un muchacho encantador", ha asegurado Debbie al portal de noticias Radar Online para dejar patente que aprueba con nota a su yerno. Sin embargo, sus calificativos carecen del tono poético que empleaba la propia Paris para describir a su chico en el día de su cumpleaños: "Eres la luz de mi vida", le dedicaba el pasado abril.