El secretario de Estado de EE.UU., John Kerry, nombró hoy al primer enviado especial estadounidense para los derechos humanos de las lesbianas, gais, bisexuales y transexuales (LGBT), un cargo que consideró necesario dado que más de 75 países aún "criminalizan" las relaciones homosexuales.
El nuevo cargo lo ocupará Randy Berry, excónsul general de Estados Unidos en Amsterdam (Holanda), con experiencia en varios países de África y Asia y quien tiene "una voz clara y convencida en cuanto a los derechos humanos", indicó Kerry en un comunicado.
El rol de este enviado especial será el de "impulsar los esfuerzos que ya están en curso para avanzar hacia un mundo libre de violencia y de discriminación contra las personas LGBT", agregó.
"Demasiado a menudo, en demasiados países, las personas LGBT son amenazadas, encarceladas y perseguidas debido a quiénes son o a quiénes aman", dijo el titular de Exteriores estadounidense.
"Demasiados Gobiernos han propuesto o aprobado leyes que buscan restringir la libertad de expresión, asociación, religión y protesta pacífica; y más de 75 países todavía criminalizan la actividad consensuada entre personas del mismo sexo", añadió.
Kerry aseguró que, al mismo tiempo, "y a menudo" con ayuda de Estados Unidos, los Gobiernos e instituciones de otros países están "dando pasos para reafirmar los derechos humanos universales de todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género".
"Aunque aún no hemos ganado esta lucha, éste no es momento para desanimarse. Es momento de seguir activos. Es hora de defender la igualdad y dignidad de todas las personas, sin importar su orientación sexual o identidad de género", aseveró Kerry.
La Administración del presidente Barack Obama ha sido especialmente activa en la defensa de los derechos de los homosexuales, dado que el actual mandatario es el primero de la historia de Estados Unidos que ha expresado públicamente su apoyo a la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo.
En el plano exterior, esa posición le ha valido desencuentros con países como Rusia, donde hay varias medidas en vigor que castigan la propaganda homosexual y que han sido reiteradamente criticadas por Estados Unidos.