Los restos del cohete chino aterrizaron en el Océano Índico este domingo, con la mayor parte de sus componentes destruidos al reingresar a la atmósfera terrestre, según han confirmado los medios estatales chinos.
Partes del cohete chino Larga Marcha 5B volvieron a entrar en la atmósfera a las 10:24 am hora de Pekín y aterrizaron en un lugar con las coordenadas a 72,47 grados de longitud este y 2,65 grados de latitud norte.
Con la mayor parte de la superficie de la Tierra cubierta por agua, las probabilidades de que el área poblada en tierra fuera golpeada eran bajas, y la probabilidad de lesiones incluso menor, según los expertos. Pero la incertidumbre sobre la descomposición orbital del cohete y la incapacidad de China de emitir garantías más fuertes en el período previo al reingreso alimentaron la ansiedad.
El cohete, que puso en órbita un módulo Tianhe no tripulado que contiene lo que se convertirá en el alojamiento de tres tripulantes en una estación espacial china permanente, será seguido por 10 misiones más para completar la estación en 2022.
La mayor parte del cohete fue «destruido» al reingresar a la atmósfera, indicó la agencia espacial.
El cohete, que medía unos 30 metros de alto y pesa casi 22 toneladas, puso en órbita una pieza de una nueva estación espacial china el 29 de abril. Después de que se agotó el combustible, el cohete se dejó caer sin control por el espacio hasta que la gravedad de la Tierra lo arrastró de vuelta al suelo.
Generalmente, la comunidad espacial internacional intenta evitar tales escenarios. La mayoría de los cohetes que se utilizan para elevar satélites y otros objetos al espacio realizan reentradas más controladas que apuntan al océano, o quedan en las llamadas órbitas de «cementerio» que los mantienen en el espacio durante décadas o siglos. Pero el cohete Long March está diseñado de una manera que «deja grandes piezas en órbita baja», dijo Jonathan McDowell, astrofísico del Centro de Astrofísica de la Universidad de Harvard.