Dice la leyenda que la culpa de que la calabaza tenga esa imagen asombrosa alrededor del mundo es de un irlandés, conocido como Jack. Este hombre era tan malo y astuto que conseguía engañar hasta al diablo.
Una vez, borracho, Jack ofreció su alma a Satanás a cambio de dinero para comprarse una bebida. El demonio rápidamente aceptó el acuerdo y se transformó a sí mismo en una moneda. Jack, super experto, guardó la moneda en un recipiente que tenía una cruz. El diablo quedó atrapado y, no conseguía volver a su forma original. Entonces, Jack lo hizo prometer que jamás le pediría su alma. Sin alternativas, el demonio aceptó la propuesta.
Cuando Jack murió, no fue aceptado como morador de los cielos porque fue una persona muy mala. Pero, tampoco fue aceptado en el infierno, ya que el diablo le había prometido no reclamar su alma. Por esto el espíritu de Jack se vio obligado a vagar por el mundo en búsqueda de un cuerpo para habitar. Cómo no encontró a nadie, resolvió poner una vela dentro de una calabaza hueca para iluminar su alma.