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Mel B no quiere ser verse como "víctima" en su proceso de divorcio

Desde que la cantante Mel B confirmara en marzo su separación de productor Stephen Belafonte al tiempo que iniciaba los trámites del agrio proceso de divorcio en el que ambos están inmersos a día de hoy, no han dejado de emerger impactantes detalles que dan buena cuenta de los niveles de inestabilidad y conflictividad que definieron los últimos años de matrimonio de la ya expareja.

Teniendo en cuenta que las acusaciones de maltrato físico y psicológico que la ex Spice Girl vertió contra el empresario en los documentos legales que presentó en el juzgado, así como sus sospechas de que este habría mantenido un idilio secreto con la niñera de sus hijas, Lorraine Giles, acabaron siendo de dominio público gracias a la intervención de la prensa, resulta comprensible que la intérprete inglesa haya salido ahora a la palestra con el único fin de pedir a la prensa que respete su intimidad y la de sus tres niñas, a las que ha tratado de proteger precisamente de esas filtraciones.

"Me he mantenido en el más absoluto silencio durante los últimos seis meses por el bien de mis hijas. Me niego a seguir siendo retratada como una víctima y creo firmemente en el sistema jurídico y en su capacidad para revelar la verdad", reza el escueto comunicado que ha enviado al portal de noticias 'Entertainment Tonight'.

A diferencia de otras celebridades que no dudan en aprovechar su notoriedad y la influencia que ejercen para ganarse el favor de la opinión pública en casos de esta naturaleza, Mel B no tiene ninguna intención de compartir abiertamente los aspectos más dolorosos y polémicos de su maltrecha vida amorosa para que sean otros los que la juzguen o se entretengan a su costa, especialmente desde que su exmarido contraatacara alegando que la artista mantuvo una fuerte adicción al alcohol y las drogas que habría jugado un papel decisivo a la hora de "destruir" su matrimonio.

De hecho, ya en su primera toma de contacto con el juez hace seis meses, Mel B quiso asegurarse ante todo de que sus tres retoños -Phoenix (18), Angel (10) y Madison (6)- y, sobre todo, las dos menores de edad contaban con la protección jurídica necesaria para evitar que las consecuencias emocionales de la separación fueran aún mayores.

La cantante, cuyo verdadero nombre es Melanie Brown, no puso demasiadas objeciones a que Stephen pudiera visitar a las dos niñas -Angel es hija de actor Eddie Murphy, pero fue criada por el empresario-, al margen de que estos encuentros fueran supervisados por un terapeuta.

FUENTE: Showbiz