Tener que pasar por un proceso de quimioterapia, es el momento menos esperado en la vida de muchas personas, quienes luego de ser diagnosticadas de cáncer tienen que enfrentarse a una serie de cambios en su cuerpo, debido a los efectos secundarios de este tratamiento.
Una historia conmovedora y admirable contó a Telemetro.com una valiente mujer panameña, quien por cuestiones del destino descubrió que algo extraño estaba pasando en el interior de uno de sus senos. En el año 2006, su hija estaba estudiando Medicina y en el centro médico donde estaba realizando sus pasantías, vio de cerca muchos casos de mujeres diagnosticadas con cáncer de mama y por preocupación le insistió para que fuera a revisarse.
Ella accedió a la recomendación de su hija y fue al centro médico. El doctor le realizó en primera instancia un ultrasonido, allí le vieron un tumor y procedió a realizarle la mamografía para determinar si se trataba de células benignas o malignas. El resultado fue devastador, el doctor le dijo que en efecto tenía células malignas y le dio dos opciones, iniciar con la quimioterapia o realizarle la biopsia y allí mismo quitarle la mama; ella prefirió lo último y allí comenzó la lucha por la vida.
"...fueron ocho sesiones de quimioterapia en el Hospital Oncológico, es bastante triste, es un veneno que va arrasando con todo, tanto con lo malo como lo bueno...cuando me pusieron la segunda ya veía que el cabello se me caía por parte y le dije a mi esposo que me quitaría todo...todo depende de cómo tú aceptes la enfermedad, la depresión hace que muchas personas se pongan peor, gracias a Dios tuve el apoyo de mi esposo, del padre en la Iglesia, de mis hijos, me daban fuerza para seguir luchando" , fueron las impactantes palabras de la hoy sobreviviente de cáncer de mama.
Se refugió en Dios y en su familia para no dejarse llevar por la enfermedad y contó que se obligaba a sí misma a alimentarse, ya que cuenta que las sesiones de quimioterapia hacen que muchas mujeres vomiten todo lo que comen o simplemente quita el apetito por completo. "...no sufrí tanto como otras que yo veía, yo decía que tenía que comer, que alimentarme para estar bien".
Al culminar las quimioterapias, se sometió a 25 radioterapias, las cuales le fueron aplicadas de 15 a 20 minutos diarios; el siguiente paso fue un tratamiento vía intravenosa como refuerzo por un año. En el 2007 tocó oficialmente la campana en el Hospital Oncológico, un símbolo tradicional que realizan todos los sobrevivientes que terminan su tratamiento.
A partir de esa fecha todos los años tiene que realizarse los exámenes de rutina correspondientes y hoy en día agradece a todas las personas que la apoyaron en este largo camino, que asegura fue una gran prueba. "...para mi antes el cáncer era un tabú, ahora no, eso te enseña...le daba ánimo a otras personas que estaban en la misma situación" , dijo.
No contar con un seno para muchas debe ser difícil, pero en el caso de esta valiente mujer, no representa ningún tipo de trauma, cuenta que los doctores la han animado a optar por una prótesis pero increíblemente ella manifestó que "hoy en día después de tantos años me siento bien así, mi doctora siempre me manda a donde el cirujano pero estoy bien así...cada día que pasa es una bendición para todos, porque Dios es muy grande".
Historias como esta, empujan a la reflexión y por ende, es de suma importancia que todas las mujeres se realicen el ultrasonido y la mamografía a tiempo; es indispensable saber que en casa todas pueden tocarse las mamas y con el tacto sentir si hay presencia de alguna masa extraña en las mismas, de ser así no hay que dudar e ir al médico.
"Amurallar el propio sufrimiento es arriesgarte a que te devore desde el interior" Frida Kahlo