Una nave espacial de observación solar inicialmente soñada por el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore está finalmente lista para ser lanzada este domingo después de permanecer almacenada por la NASA desde hace años.
El lanzamiento de la nave no tripulada Observatorio Climático Deep Space desde la cima del cohete SpaceX Falcon 9 está programado a las 18H10 (23h10 GMT) desde Cabo Cañaveral, Florida (sureste de Estados Unidos).
Su objetivo es ayudar a los meteorólogos espaciales mediante la recopilación de datos sobre los vientos solares y las tormentas geomagnéticas que pueden causar daños a los sistemas eléctricos en la Tierra.
Las previsiones meteorológicas dan un 90% de probabilidad de condiciones favorables.
Falcon 9 va a transportar un satélite de previsión y observación de los vientos solares "Observatorio Climático Deep Space", una misión conjunta que cuesta 340 millones de dólares entre la NASA, la Agencia Nacional Oceánica y Atmosférica (NOAA) y la Fuerza Aérea.
Luego de separarse del segundo piso 165 segundos después del despegue, el primer piso subirá a una altitud máxima de 130 km, activará sus retrocohetes para frenar su descenso impulsado a más de 2.000 kilómetros por segundo. Volverá a ponerlos en marcha antes de aterrizar, cuando la velocidad será reducida a unos pocos cientos de metros por segundo, dijo el vicepresidente de seguridad de la misión, Hans Koenigsmann.
Controlar el primer piso de Falcon que mide el equivalente a un edificio de 14 plantas, es extremadamente difícil, ha subrayado en repetidas ocasiones SpaceX, con sede en California.
Tras el lanzamiento, SpaceX hará otro intento para guiar y recuperar con una barcaza en el Atlántico el primer piso de su cohete Falcon 9.
Este es el segundo intento de rescate. El 10 de enero, el primer piso había llegado bien a la plataforma, pero se rompió en varios pedazos.
Para Hans Koenigsmann el aterrizaje forzoso de la primera etapa del Falcon 9 en enero pasado, después del lanzamiento de la cápsula Dragón para una quinta misión de abastecimiento de la Estación Espacial Internacional (ISS), en realidad no fue un fracaso.
"Estábamos cerca y no lo veo en absoluto como un fracaso, sino como un paso en el desarrollo de la tecnología para lograr un aterrizaje perfecto", dijo el sábado.
"Hemos solucionado los problemas. Esperamos que le vaya bien esta vez", dijo Koenigsmann en rueda de prensa el sábado, donde no obstante aclaró que "este nuevo intento será más difícil", ya que la velocidad de retorno a la atmósfera de la primera planta será mucho mayor.
Por lo tanto, "las posibilidades de éxito son menores", dijo.
Según él, SpaceX ha resuelto un problema técnico que contribuyó al primer fallo mediante la adición de tanques para proporcionar suficiente fluido para controlar los alerones de guía durante el descenso.
SpaceX trabajó durante dos años en el desarrollo de tecnologías para recuperar esa parte del lanzador, lo que un día permitirá volver a utilizarlo varias veces y por lo tanto reducir significativamente los costos de lanzamiento de satélites y naves espaciales.
Si tiene éxito, esto podría revolucionar el sector de lanzamiento de satélites comerciales en el que la empresa estadounidense está compitiendo, incluyendo la francesa Arianespace, líder mundial.
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