LOS ANGELES (AP). La extirpación de células anormales precancerosas de la garganta podría reducir el riesgo de sufrir después cáncer de esófago, señala el primer estudio importante que pone a prueba una técnica de uso del calor.
En un estudio realizado entre 127 personas que sufrían de un problema de acidez en el esófago conocido como mal de Barrett, sólo el 1% sometido al procedimiento que usa calor para cicatrizar manchas precancerosas padeció de cáncer un año después. Entretanto, un 9% de pacientes que no fue tratado con esa técnica de destrucción de células, llegó a padecer el mal.
El cáncer de esófago ocurre cuando el ácido del estómago asciende hasta la garganta, provocando que la membrana normal sea reemplazada por protuberancias anormales. Las personas que padecen del mal de Barrett tienen 30 veces mayor propensión de sufrir de cáncer de esófago, unas de las enfermedades más malignas que provocan la muerte.
Los científicos no saben qué causa el cáncer de esófago, pero algunos sospechan que los principales factores podrían ser el cigarrillo, la bebida y la obesidad.
En un estudio publicado hoy jueves en la revista New England Journal of Medicine, los pacientes que padecen de Barrett que tenían señales de células precancerosas recibieron tratamiento de calor u otro procedimiento que no involucraba calor.
Después de un año, un 77% sometido al procedimiento dejó de tener las manchas precancerosas comparado con el 2% que recibió el tratamiento falso.
Otros pacientes afectados por el mal de Barrett que fueron sometidos al tratamiento de calor tuvieron dolor por una semana después. Uno tuvo hemorragia gastrointestinal y a cinco se les redujo la concavidad del esófago.
Sin embargo, el estudio tuvo bajo nivel de complicaciones, destacó el doctor Jacques Bergman del Centro Académico Médico de Amsterdam en un editorial de la revista.
El estudio fue dirigido por el médico Nicholas Shaheen de la Universidad de Carolina del Norte, de Chapel Hill.
El doctor Bergman y los investigadores recibieron financiamiento o están vinculados al fabricante del producto, Barrx Medical Inc., una empresa de California, que costeó el estudio.