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¿Sigue Eiza González los pasos de Megan Fox en la última película de Michael Bay?

La publicación de unas fotos en las que la actriz y el director aparecen manteniendo una acalorada conversación en el set de rodaje de 'Ambulance' se han visto como una prueba de que ella está teniendo los mismos problemas con su estilo de trabajo que Megan

El nuevo proyecto de Eiza González en Hollywood le ha llevado a ponerse a las órdenes de Michael Bay en un remake de una película danesa de 2005 titulado 'Ambulance' en el que ella da vida a una paramédica, pero parece que la conexión entre actriz y director no sería demasiado buena.

El portal Page Six acaba de publicar unas fotografías, tomadas en el set de rodaje este mismo miércoles, que muestran una conversación acalorada, por definirla de alguna manera, entre la mexicana y el famoso cineasta durante la que ella no habría parado de gesticular de forma vehemente.

Bay, por su parte, parece mantener la calma en todo momento, aunque cuesta leer sus expresiones faciales porque lleva puesta una mascarilla. Al final, acaba siendo él quien pone punto final a la supuesta discusión dándose la vuelta y marchándose a hablar con la estrella de la película, Jake Gyllenhall.

Cabe recordar que en el pasado Michael Bay ha tenido problemas con otra de sus protagonistas femeninas, Megan Fox, que tildó de "hitleriana" su forma de manejar a su equipo y al reparto en el set de rodaje y él le devolvió el favor contribuyendo a cimentar su reputación de 'actriz insufrible'. El director fue el encargado de darle su primer papel en el cine a los 15 años con un cameo en la secuela de 'Dos policías rebeldes', en la que Megan aparecía brevemente bailando debajo de una cascada de agua, enfundada en un bikini y con zapatos de tacón, y más tarde la dirigió en las dos primeras entregas de 'Transformers', aunque acabaría sustituyéndola por Rosie Huntington-Whiteley en la tercera.

Con el tiempo, los dos acabaron haciendo las paces: Bay la fichó para la franquicia de 'Las Tortugas Ninja' y ella le defendió en las primeras semanas del movimiento #MeToo aclarando que nunca se había sentido víctima de ningún tipo de agresión, acoso o discriminación de naturaleza sexual mientras trabajaron juntos por mucho que sus estilos fueran radicalmente opuestos.