
Desde que inició la cuarentena en Panamá y el mundo, todos nos hemos visto afectados en muchos aspectos y hoy quiero hablarles específicamente de todo lo que ha significado la pandemia del coronavirus para las que somos madres y para nuestros hijos.
Durante estos largos meses (desde marzo), he tenido que enfrentar esta situación con optimismo y la parte difícil, tanto para mí como para mi esposo, ha sido explicarle a nuestra niña de 2 años y 10 meses que no podemos llevarla a pasear como antes. Honestamente nunca pensé que los seres humanos pasaríamos por esto, que para mí es una pesadilla y una especie de castigo para el mundo entero.
Le explico a mi niña que "El monstruo verde nos hará daño si salimos", ella ha tenido que madurar esa parte a la fuerza y por otro lado, nosotros sus padres, convertirnos en pequeños pulpos, cumpliendo con nuestras obligaciones laborales, pero atendiendo a nuestra hija, enseñándole, hablándole, compartiendo con ella, viendo su crecimiento, su desarrollo, criándola siempre pensando en protegernos bien para no contagiarnos y evitar caer en una cama.
Esa es la realidad, no hay otra, muchas veces tanto mi esposo como yo, hemos tenido pesadillas con respecto al tema del virus, el cual nos afecta psicológicamente sin darnos cuenta.
Me da mucha tristeza que cuando mi esposo sale y regresa, tengo que explicarle a mi niña que no lo puede abrazar, que tiene que esperar que papá se quite la ropa y se dé un baño; en realidad todo esto es muy difícil.
Lo cierto también es que existe muy poca o nula empatía, el sentimiento que nos permite ponernos en el lugar del otro e imaginar cuál es la situación que vive en este momento; en el mundo hace mucha falta eso, nadie imagina lo que es realmente el coronavirus hasta que nos toca y nos golpea profundamente.
Tener a un familiar o persona muy especial en tu vida batallando en una cama con el virus es angustiante, y más cuando no puedes estar al lado; el temor y la desesperación se adueña de uno pero uno tiene que ser fuerte y hacerle frente a este virus con la oración, como dice el dicho "La fe mueve montañas".
Y con respecto a la crianza de nuestros hijos, ver la parte positiva y ofrecerles tiempo de calidad y todo el amor que merecen; esta situación no es fácil para nadie pero debemos seguir adelante, siempre orando, con fe y confiando en Dios. ¡Que Dios me l@s bendiga!