PANAMÁ Creciendo con Mamá - 

La odisea de llevar a vacunar a los niños en un centro de salud público en Panamá

Durante la pandemia no me atreví a llevar a mi hija a colocarse la vacuna de la influenza, llegó el momento de hacerlo y fue toda una odisea. Aquí les cuento los detalles.

Marilyn Cejas
Por Marilyn Cejas

Quienes hemos llevado por varios años a nuestros hijos a un centro de salud para llevar el control de sus vacunas, sabemos cómo era el proceso antes de la pandemia, pero lamentablemente las cosas han cambiado y no para mejorar precisamente.

Lo cierto es que hace poco mi esposo y yo llevamos a nuestra hija para que le colocaran la vacuna de la influenza y nos encontramos con que la puerta permanece cerrada, aunque llegues a las 5 o 6 de la madrugada, hay una persona que abre a las 6:00 a.m. pero atiende todo con una reja de por medio, que impide incluso que uno pueda despejar sus dudas.

Lo que nos pasó fue muy desagradable, debido a que conozco cómo es el proceso, ya que desde que mi hija nació la llevo al mismo centro médico.

¿Qué pasó? ¿Qué cambió?

Pues resulta que antes de la pandemia, las puertas del centro de salud público (del Minsa) abría sus puertas a las 7:00 a.m., esto quiere decir que a esa hora yo misma tomaba un número que dejaban en la puerta del lugar donde vacunan a los niños y simplemente me sentaba en la sala de espera, luego pedían la tarjeta de vacunas de cada niño o niña y comenzaban a llamar.

Ahora el escenario no es nada parecido

Les cuento que llegamos a las 5:30 a.m., a las 6:15 a.m. abrieron las puertas y dejaron una reja cerrada, sin acceso; allí pregunté por el número para vacunar a mi hija y me dijeron que en minutos los entregaban, no me despegué de la reja y al pasar unos minutos me pidieron la tarjeta y vi que pusieron un número adentro y las dejaron sobre una mesa que veía desde afuera.

Como les he indicado, sé cómo funciona o funcionaba el proceso, así que bueno, se hicieron las 7:00 a.m. y a esta hora por o general comenzaban a llamar, pero esta vez, se hicieron las 7:40 a.m. y nada, nosotros afuera, sin un lugar donde al menos sentar a nuestra hija para la espera; me acerqué a preguntar a la persona y siempre dio una mala respuesta.

Reaccionar

Hasta que me cansé, me volví a acercar y le dije que no era posible que las personas esperábamos afuera, sin poder sentar en una silla a nuestros hijos al menos; les confieso que me llené de coraje y le dije a la señora que yo no le estaba pidiendo un favor, que estaba exigiendo un buen servicio, porque tanto mi esposo como yo pagamos nuestro seguro, pagamos por ese servicio y que lo mínimo que estábamos exigiendo era que nos hicieran pasar.

Para sorpresa de la persona, muchos que estaban afuera comenzaron a murmurar que teníamos razón de exigir lo justo; pasados menos de dos minutos, la señora nos hizo pasar y nos sentamos, pero más atrás venían los demás, claro, se quedan callados y no exigen sus derechos, es un error frecuente de la población en el cual no debemos caer.

Luego de esto, cuando ya estábamos sentados, salió una de las enfermeras diciendo ¿Y qué es esto? Yo no he mandado a pasar. ¡Qué equivocada está y qué política tan fuera de lugar!

Ya se disponía a comenzar a llamar (ya eran más de las 8 de la mañana) y dijo que iba para afuera, pues nuevamente los demás guardaron silencio y mi esposo dijo en alto: ¿Va a llamar afuera? Pero todos estamos aquí, esperando que se nos atienda.

La señora guardó silencio, se devolvió y comenzó a llamar primero para saber los turnos. ¡Qué barbaridad!

Y bueno, a mi hija la vacunaron a casi las 9 de la mañana, por supuesto, llegó tarde a sus clases y nos quedamos con una mala experiencia, resultado de dos cosas, las malas políticas implementadas en centros de salud públicos y el silencio de las personas que no exigen sus derechos.

Vacunarse en centros privados

Y para finalizar si quisiera mencionar que no todos tenemos la disponibilidad de llevar a nuestros hijos a centros médicos privados para recibir sus vacunas.

La última vez que llevé a mi hija a su control pediátrico, en un centro privado donde siempre vamos, pregunté por la vacuna de la influenza y me dijeron que cuesta B./70.00. La verdad, inaccesible.

De esta nota quiero rescatar el hecho de que si queremos una mejor atención en los centros médicos, sean del Minsa o de la CSS, debemos exigir nuestros derechos que por ley nos merecemos y no callarnos ante las injusticias.

También es súper importante que siempre llevemos el control de vacunación de nuestros hijos, conforme van creciendo, ya que su salud es y debe ser siempre lo primordial. ¡Que Dios me l@s bendiga!