"Nosotros somos solidarios con la UEFA y con el presidente Aleksander Ceferin", escribieron la DFB (Federación) y la DFL (Liga), "apoyaremos todas las contramedidas anunciadas por la FIFA y la UEFA (...) Somos conscientes de que eso puede afectar asimismo a la nominación de jugadores internacionales alemanes con contrato con clubes de la Superliga". La UEFA amenazó especialmente con prohibir a los jugadores de clubes 'separatistas' representar a su país a nivel de selecciones.
"Las ligas nacionales son la base del fútbol profesional, de su popularidad y de su atractivo (...) es irresponsable e inaceptable poner en peligro este bien que hemos desarrollado en común", prosigue el comunicado con respecto a la Superliga.
"En el marco de la crisis mundial de covid-19, el fútbol debería claramente mostrar sus valores: la solidaridad por encima del egoísmo", concluyeron ambos órganos, dándole el golpe a los creadores de la Superliga.
Otras voces de peso en el fútbol alemán se sumaron al rechazo a la nueva competición ideada por doce de los clubes más poderosos de Europa.
La creación de una Superliga "no va a resolver los problemas económicos del fútbol europeo causados por el covid-19", estimó este lunes el presidente del Bayern de Múnich Karl-Heinz Rummenigge, quien confirmó que el gigante bávaro no está asociado al proyecto.
"No creo que la Superliga vaya a resolver los problemas", afirmó en un comunicado. "Al contrario, todos los clubes europeos deberían trabajar de manera solidaria para tratar de que la estructura de costes (...) se ajuste a los ingresos con el fin de hacer el fútbol europeo más racional".
El Bayern es el único club entre todos los ganadores de la Liga de Campeones desde 2005 en no haberse comprometido para esta Superliga. Es también uno de los pocos que no está fuertemente endeudado.