En menos un año Lena Dunham ha pasado por quirófano en dos ocasiones, para someterse el pasado mes de febrero a una histerectomía total en la que le extirparon el útero y el cérvix y este mismo octubre a una ooforectomía unilateral, todo ello con el objetivo de intentar librarse de las molestias que se derivan de la endometriosis que padece.
El físico de la actriz y guionista ha reflejado a lo largo de todo ese tiempo los problemas que estaba atravesando, hasta el punto de que en verano de 2017 llegó a alarmar a algunos de sus seguidores con la considerable bajada de peso que había experimentado y que, irónicamente, consiguió a un mismo tiempo que muchos otros la felicitaran por su nueva silueta.
En aquel momento ella arremetió contra quienes se atrevían a especular incluso acerca de qué dieta habría seguido para adelgazar, recomendándoles con toda la ironía posible que probaran a "dormir 19 horas al día, sufrir ataques de ansiedad y lidiar con un dolor crónico" provocado por el tejido cicatrizal y fibroso que se había desarrollado entre su pared abdominal y su útero.Sin embargo, ahora la artista -que siempre se ha enorgullecido de navegar contra corriente rebelándose contra los cánones de belleza tradicionales- ha reconocido que ella también cayó en el error de celebrar una delgadez que tan solo representaba su delicado estado de salud.
"He encontrado esta foto del verano de 2017. Estaba muy enferma, pero al mismo me había obsesionado con mi propio cuerpo", explica Dunham en la publicación, que ha acompañado de otro selfie actual -de nuevo tomado frente al espejo- para mostrar su cambio y dejar claro que no podría estar más contenta con su situación actual. "Aquí estoy un día después de Acción de Gracias. Estoy feliz, orgullosa y recuperándome y también debería celebrar este cuerpo y dar las gracias por él".
FUENTE: Showbiz