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Rupert Grint no pudo quitarse las amígdalas hasta que acabó la saga "Harry Potter"

El actor reconoce que el final de la franquicia que le catapultó al estrellato le sumió en un estado de gran incertidumbre profesional, aunque al mismo tiempo pudo dedicar su tiempo a otros objetivos que había tenido que aplazar

El actor Rupert Grint, al igual que buena parte de sus compañeros del elenco de la saga "Harry Potter", afrontó el final de la longeva serie de películas en 2011 con sentimientos encontrados. Por una parte, el artista británico sabía que contaría con mayores niveles de autonomía a la hora de decidir sobre el rumbo de su carrera interpretativa, pero por el otro temía que la popularidad cosechada tras una década dando vida al personaje de Ron Weasley acabara suponiendo una losa demasiado pesada para poder sacar a relucir su versatilidad.

"Todo terminó de una forma bastante abrupta, y ahí estábamos todos, desprotegidos y solos en el mundo exterior. Esa sensación de incertidumbre resultaba bastante abrumadora, no voy a mentir", ha recordado en una sincera entrevista al diario Daily Telegraph, justo antes de entrar a valorar algunos de los cambios más positivos, aunque solo fuera por su "simbolismo", derivados de la nueva etapa que encaraba a todos los niveles.

"Recuperé el control sobre mi pelo, aunque no es que lo hubiera cambiado demasiado, y sobre mi imagen personal. Pero lo que de verdad me resultó significativo, por lo simbólico que resultó, es que por fin me pude operar para extraer las amígdalas. Me supuso un gran alivio porque nunca pude hacerlo mientras rodaba las películas, los tiempos de recuperación eran demasiado largos", ha revelado en su conversación con el periódico.

A diferencia de otras estrellas infantiles que comenzaron a experimentar el exceso de presión, tanto mediática como popular, a una edad demasiado temprana para poder sobrellevarla con cierta madurez, Rupert y los otros dos coprotagonistas de la franquicia, Emma Watson y Daniel Radcliffe, se encontraban "bien protegidos" por el equipo de las películas y hasta cierto punto aislados de las reacciones externas.

"Yo creo que no nos afectó demasiado en los primeros años, al menos yo no fui del todo consciente de la repercusión de lo que estábamos haciendo hasta bien entrado en la adolescencia. Evidentemente, todos atravesamos ciertas dificultades para procesar la fama en determinados momentos, pero en su mayor parte vivíamos en una burbuja y estábamos muy bien protegidos. Algunos días eran peores que otros, pero en general fue una experiencia maravillosa", ha rememorado.