(AP) Los delicados pastelitos "cupcake", tan tradicionales como costosos, corren peligro de ser derribados de su pedestal en las confiterías estadounidenses y el culpable es nada más ni nada menos que el churro.
Los "cupcakes" son unos pastelitos muy populares, por los que se está cobrando tres dólares, si no más, y los chefs experimentan con ellos, combinando salados con dulces. Son una verdadera institución en los Estados Unidos y en los locales especializados la gente hace cola para comprarlos.
Pero súbitamente enfrentan la competencia del humilde churro, que de repente aparece por todos lados, incluso en el menú de la boda de la hija del presidente George W. Bush.
Y Jena Bush no es una excepción. Empresarios del ramo alimenticio y renombrados chefs se subieron a la caravana y tratan de explotar la popularidad del churro.
Uno encuentra churros en los menús de restaurantes de todo el país, desde Liberati 2, en Los Angeles, hasta Dos Caminos, en Nueva York.
Los churros nacieron en España y son también sumamente populares en Latinoamérica. Ahora están conquistando Estados Unidos.
"Hace cinco años, mucha gente jamás había oído hablar de los churros, y muchos de los que sí habían oído hablar de ellos, los habían probado en Disneylandia o en un parque de béisbol", expresó Melanie Farkas, dueña de un local de la cadena Churro Station en San Rafael, California.
Quien haya probado uno de esos churros, probablemente ingiró un producto congelado, de la firma J&J Snack Foods de Nueva Jersey.
Por años, el único churro disponible en Estados Unidos era el Tío Pepe, que llegaba a los negocios congelado y era calentado bajo unas lámparas.
Farkas dice que el churro fresco es mucho más rico, pero admite que "hay que sacarse el sombrero ante la gente de Tío Pepe, porque dieron a conocer los churros en Estados Unidos y le permitieron a la gente participar de una hermosa experiencia".
Farkas decidió vender churros recién hechos en Estados Unidos luego de un viaje que hizo a México en el 2002. Susana Trilling, directora del instituto culinario Seasons of My Heart Cooking School de Oaxaca, entiende bien la fascinación con el churro y siempre lleva a sus estudiantes al Mercado de Abastos, para que lo prueben.
"Los venden por la mañana, mujeres que los llevan en grandes bandejas sobre su cabeza", relató Trilling. "Son churros caseros, que llegan al mercado calientes y cubiertos con azúcar granulada".
Rick Bayles, propietario de restaurantes y experto en comida mexicana, piensa abrir uno en Chicago en el 2009, que servirá churros y chocolate.
"La popularidad del churro obedece en parte al crecimiento de los hispanos en Estados Unidos", comentó. "Hemos incorporado muchos ingredientes latinos en nuestros platos y ahora se inicia una nueva etapa. La gente ya quiere algo más que tacos".
Bayles usará como referencia la Churrería El Moro de la ciudad de México, que funciona las 24 horas del día y está siempre llena.
"El menú consiste en churros y cuatro tipos de chocolate. Eso es todo", señaló. "Me encantan los churros, son una de las cosas que más me gustan en el mundo".
Churro Station tendrá cinco locales a fines del 2008. Farkas abribuye su popularidad a los cambios demográficos.
"Los hispanos son de lejos la minoría más grande del país y estamos empezando a ver su tremendo impacto en nuestra cultura", expresó.
La población hispana de Estados Unidos llegó a los 44 millones de personas en el 2006, con un poder adquisitivo que en el 2004 era de 700.000 millones de dólares, según HispanTelligence, que usó estadísticas federales para su estimado.
"Todos estamos sintiendo el impacto", dijo Farkas. "Cuando abrimos nuestro primer negocio en San Rafael, California, en el 2003, no había muchos churros dando vueltas. Pero ahora, especialmente desde el año pasado, los hay por todos lados".
Su clientela también está cambiando. Al principio, el 98% de sus clientes eran hispanos. Ahora que el resto de la población está descubiriendo los churros, solo dos tercios de su clientela son hispanos.
Para los inmigrantes latinoamericano que llegaron en tiempos recientes, el churro tiene un sabor especial. "Son algo típico de sus países", declaró Farkas. "Los hace pensar en sus familias y se emocionan. Hemos tenido gente que se puso a llorar".
Los lazos culturales son importantes, pero, en última instancia, lo que cuenta es el sabor, según Farkas.
"Uno le da un mordizco a esta masa crocante por afuera, caliente y suave por adentro y... no hay nada comparable. Son perfectos", afirmó.
FUENTE: Agencia AP