A BORDO DEL CHARLES DE GAULLE (AP). Pese a las controversias sobre el costo y la relevancia de los portaaviones, las armadas en todo el mundo están añadiendo más de estos navíos a sus flotas a un ritmo no visto desde la Segunda Guerra Mundial.
Estados Unidos _ que tiene más portaaviones que el resto de los países combinados _ y potencias navales como Gran Bretaña, Francia y Rusia lo están haciendo. También Brasil, China e India, que con Rusia forman el grupo BRIC de potencias económicas emergentes.
"La idea es proyectar poder", dijo el contralmirante Philippe Coindreau, comandante de la fuerza especial de la armada francesa que ha encabezado los ataques aéreos en Libia desde el 22 de marzo.
"Un portaaviones está perfectamente adecuado para este tipo de conflicto, y este barco lo demuestra todos los días", dijo Coindreau en una entrevista a bordo del portaaviones Charles de Gaulle, que ha estado lanzando incursiones diarias contra las fuerzas de Moamar Gadafi desde que comenzó la intervención militar internacional en el conflicto libio.
El portaaviones nuclear de 42.000 toneladas es acompañado en la tarea por un buque más pequeño, el italiano Giuseppe Garibaldi, de 14.000 toneladas. Ningún portaaviones estadounidense ha estado involucrado, pese a la participación de Washington en la fase inicial del conflicto.
La armada estadounidense tiene 11 portaaviones nucleares, la mayoría de la clase Nimitz, de hasta 100.000 toneladas.
Brasil ha completado el acondicionamiento del portaaviones Foch que compró a Francia. Ahora con el nombre de Sao Paolo, se ha vuelto en el buque insignia de su marina.
Las fortalezas flotantes se convirtieron en la columna vertebral del poderío naval norteamericano desde la Segunda Guerra Mundial, y han participado en crisis y conflictos como los de Corea, Vietnam, Irak, Kosovo y Afganistán.
Lee Willett, jefe del programa de estudios marítimos en el Royal United Services Institute, un centro de estudios militares con sede en Londres, dijo que la guerra en Libia ilustró la utilidad de los portaaviones para otras armadas con más intereses regionales.
Francia e Italia, dos de las naciones de la OTAN más cercanas a la costa norte de África, optaron por desplegar sus buques en las operaciones, pese a tener bases aéreas a poca distancia, hizo notar Willett.
"En todo el mundo hay armadas grandes y no tan grandes buscando ahora obtener poderío aéreo basado en el mar", dijo Willett. "Ellos pudieran no desear ser potencias globales, pero ciertamente desean tener poderío a nivel regional".
Es difícil determinar la cifra exacta de portaaviones en servicio en todo el mundo, dada la proliferación de navíos que están clasificados como buques militares anfibios, portahelicópteros e, incluso, cruceros o destructores, pero que se ajustan a la definición clásica de un portaaviones como una base aérea móvil con una cubierta plana desde en la que pueden despegar y aterrizar aeronaves.
Entre esos están ocho buques anfibios de clase Wasp de Estados Unidos, que tienen aviones de combate Harrier y helicópteros artillados SuperCobra, además de helicópteros de transporte.
La clase Mistral de la armada francesa, el HMS Ocean británico y el español Juan Carlos I comparten el mismo concepto de barco multipropósito que puede llevar aviones de combate, helicópteros y centenares de infantes de marina para operaciones anfibias.
Incluso dos destructores japoneses de clase Hyuga tienen la cubierta plana, lo que les hace de hecho portaaviones, pese a su designación oficial.
"Al final, la popularidad de los portaaviones se debe al hecho de que son plataformas muy flexibles que pueden ser empleadas para una amplia gama de tareas", dijo Nate Hughes, director de análisis militar en el centro de estudios estadounidense Stratfor.
FUENTE: Agencia AP