BEIRUT (AP). El régimen de Bashar Assad parece estar en curso de colisión: el jueves permitió por primera vez el ingreso de observadores internacionales, al tiempo que sus fuerzas de seguridad incrementaron la represión de protestas populares y mataron a más de 200 personas en dos días.
Pero el presidente sirio y su círculo de asesores son veteranos en ganar tiempo, valiéndose de maniobras y de negar realidades en el terreno, y parecen tener confianza en que pueden desviar la presión de sus vecinos árabes sin detener su campaña para aplastar la sublevación del pueblo.
En momentos en que un equipo de avanzada integrado por observadores de la Liga Arabe voló a Damasco el jueves, los activistas dicen que el régimen ya actuaba para impedir que los enviados vieran a manifestantes arrestados durante la represión, algo que se supone forma parte de sus tareas.
Miles de prisioneros han sido trasladados a instalaciones militares a las que los observadores no tienen acceso, dijeron dos disidentes, que mencionaron reportes de fuentes en el terreno.
Al permitir el ingreso de observadores, Siria ha evitado momentáneamente un panorama peor al desactivar las amenazas de la Liga Arabe de solicitarle al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas que actúe contra Damasco.
La estrategia, dicen opositores y observadores externos, es mantener a raya la presión internacional lo más posible mientras el régimen intenta extinguir el alzamiento. Los activistas dijeron que, dada la elevada cifra de muertos en los últimos días, el gobierno sirio parece estar intentando controlar la situación a toda costa antes de que llegue todo el equipo de observadores.
El martes ocurrió el ataque más letal por parte de las fuerzas gubernamentales desde que comenzó la sublevación popular hace nueve meses.
Un testigo y grupos activistas dijeron que unos 110 civiles desarmados huyeron del poblado de Kfar Owaid en las montañas cercanas a la frontera turca y fueron rodeados en un valle por las fuerzas militares, que luego procedieron a matarlos sistemáticamente durante horas con una lluvia de proyectiles de tanques, bombas y disparos. Nadie sobrevivió, indicaron activistas.
Para el miércoles por la noche, las fuerzas gubernamentales parecían haber recuperado totalmente el control de la región rebelde de Jabal al-Zawiya, donde se encuentra Kfar Owaid. La región ha sido escenario de enfrentamientos entre tropas y desertores del ejército, así como de semanas de intensas protestas antigubernamentales.
Un activista que huía del poblado dijo que habían sido emplazados miles de soldados y fuerzas especiales.
"Hay tanques y puestos de control cada pocos metros; francotiradores por todos lados", dijo el activista a The Associated Press por vía telefónica. Pidió guardar el anonimato porque teme por su seguridad.
FUENTE: Agencia AP