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Voluntarios apoyan a manifestantes en Kiev

Jóvenes diseñadores, con la mirada atenta a las imágenes de televisión que muestran en vivo las protestas en la capital, se costaron tarde una noche reciente para poder trabajar en un proyecto especial. No era la inauguración de una galería de arte, sino la fabricación de protectores para los manifestantes.

Marianna Kvyatkovska y sus amigos echaron mano a trozos de tubería de plástico para crear protectores de piernas y codos para que los manifestantes estén protegidos de los golpes de la policía en Kiev, donde hay protestas antigubernamentales desde hace dos meses. Aunque por lo general pacíficas, enfrentamientos violentos con la policía la semana pasada dejaron por lo menos tres manifestantes muertos.

Y aunque Kiev es el epicentro del movimiento que pide la renuncia del presidente Viktor Yanukovych, Lviv es un motor de apoyo importante.

Esta ciudad a 480 kilómetros (300 millas) de Kiev, cerca de la frontera con Polonia, es el corazón del nacionalismo ucraniano, donde la abrumadora mayoría de la gente resiente la ocupación rusa de antaño y la fuerte influencia que Moscú todavía tiene sobre la antigua república soviética. El apoyo Yanukovych, que se inclina por mayores lazos con Rusia, es casi inexistente y los 730.000 habitantes de la ciudad quieren que su futuro esté claramente vinculado con Europa.

"En este país están matando a la clase media, de la que me considero parte", dijo Andrei Kit, dueño de un negocio agrícola.

Las empresas de Lviv, ciudad conocida por su comunidad de pequeñas empresas, han apoyado tácitamente a sus empleados para que participen en las protestas. Kvyatkovska, que se dedica a restaurar tapices en un museo local, dijo que a pesar de trabajar en una institución del gobierno, su jefe está favor de que ella participe.

"En mi trabajo hay un acuerdo tácito", dijo.

La inclinación de Lviv hacia Europa tiene raíces antiguas. Sus calles de adoquines y sus edificios del período Belle Epoque dificultan pensar que hasta hace poco fue territorio soviético. Durante siglos, el control de Lviv pasó de manos entre Polonia y el imperio austríaco hasta la ocupación soviética.

Aunque la economía de la zona occidental de Ucrania es más pobre que la de la zona este, donde se habla ruso y donde se ubican grandes industrias, la gente de Lviv se considera más refinada. La ciudad siente mucho orgullo por su dinámico sector de pequeñas empresas, desde cafés elegantes hasta empresas respetadas de alta tecnología.

"El oeste de Ucrania es un lugar de vanguardia", dijo Kvyatkovska.

Pero muchos opinan que Lviv, que desde hace mucho se ha inclinado hacia Europa, tiene menos peso que la batalla que se libra en Kiev, donde las opiniones siguen divididas.

"Es más importante estar allí que aquí, porque aquí no hay nada por lo que luchar", dijo Kit mientras se dirigía a la capital el fin de semana. "Kiev es la línea del frente".

Es por ello que vecinos y negocios realizan grandes esfuerzos por apoyar las manifestaciones en Kiev. Los empleados cambian de turno para poder asistir a las protestas, mientras que otros cosen abrigos o preparan alimentos para los manifestantes. Uno de los cafés más populares de la ciudad envió una furgoneta a Kiev para ofrecer café a los manifestantes que desafiaban el fuerte frío.

Los que viajan a la capital se reúnen en un café del centro que hace las veces de centro de distribución para donaciones y punto de concentración de autobuses de los manifestantes.

"Todos los días aumenta la necesidad de cosas para la gente, cascos, protectores para las piernas, los codos", dijo el organizador Mijail Senko.

Kvyatkovska y sus amigos entregaron sus protectores de fabricación casera a alguien que abordaba un autobús que se dirigía a Kiev. Como despedida, Kvyatkovska escribió el lema del movimiento de protesta —"¡Gloria a Ucrania!"— en un plástico de color naranja brillante.

FUENTE: AP