Piedras por el aire. Neumáticos en llamas. Humo acre. Disparos letales.
Haití se preparaba para una nueva ronda de protestas generalizadas a partir del viernes, con los líderes de la oposición exigiendo que el presidente, Jovenel Moïse, renuncie el próximo mes. Están preocupados porque esté acumulando demasiado poder al inicio de su segundo año gobernando a base de decretos.
“La prioridad ahora mismo es poner en marcha otro sistema económico, social y político", dijo por teléfono André Michel, de la coalición opositora Sector Democrático y Popular. “Está claro que Moïse está aferrándose al poder".
Los líderes opositores piden la marcha de Moïse y elecciones legislativas para reactivar el Parlamento, que se disolvió hace un año.
Reclaman que el mandato de cinco años de Moïse está terminando legalmente, ya que comenzó cuando expiró el del expresidente Michel Martelly en febrero de 2016. Pero el dirigente sostiene que se inició cuando asumió el poder, a principios de 2017, en una juramentación demorada por un caótico proceso electoral que obligó a nombrar un presidente interino que gobernó durante un año.
Los patrocinadores internacionales de Haití se han hecho eco de algunas de las preocupaciones de los opositores y reclamaron elecciones parlamentarias tan pronto como sea posible. Los comicios estaban previstos originalmente para octubre de 2019, pero se demoraron por el estancamiento político y por las protestas que paralizaron gran parte del país, obligando a cerrar escuelas, negocios y varias oficinas gubernamentales por varias semanas.
Parte de la comunidad internacional condenó también varios de los decretos de Moïse.
Uno de ellos limitó los poderes de un tribunal que audita los contratos gubernamentales y que había acusado al presidente y a otros funcionarios de malversación y fraude por un programa venezolano que proporcionaba petróleo barato. Moïse y otros han negado las acusaciones.
Otra orden presidencial consideró que actos como robo, incendio provocado y bloqueo de carreteras — habituales en las protestas — serían clasificados como terrorismo y estarían sujetos a sanciones graves. Además, creó una agencia de inteligencia que solo responde ante él.
Core Group, integrado por funcionarios de Naciones Unidas, Estados Unidos, Canadá y Francia, cuestionaron estas iniciativas.
“El decreto de creación de la Agencia Nacional de Inteligencia da a los agentes de esta institución una cuasi inmunidad, abriendo así la posibilidad de abusos"., señaló el grupo en un comunicado reciente. “Estos dos decretos presidenciales, sobre áreas que están dentro de las competencias de un Parlamento, no parecen ajustarse a ciertos principios fundamentales de la democracia, del Estado de Derecho y de los derechos civiles y políticos de la ciudadanía".
Moïse ha rechazado esas preocupaciones y prometió seguir avanzando.
En un tuit por el Nuevo Año, dijo que 2021 será “un año muy importante para el futuro del país". Convocó un referéndum constitucional en abril, seguido de comicios parlamentarios y presidenciales en septiembre, con el balotaje previsto para noviembre.
“No hay duda de que las elecciones se celebrarán", dijo el ministro de Exteriores, Claude Joseph, a The Associated Press, rechazando los pedidos para que Moïse renuncie en febrero. “Haití no puede permitirse otra transición. Necesitamos dejar que la democracia funcione como debería hacerlo".