El presidente de Colombia, Gustavo Petro, aseguró este jueves haber hablado con el gobierno de Venezuela para unir esfuerzos en la incendiada frontera que completa una semana de violencia con más de 80 muertos y 36.000 desplazados.
Colombia lucha por desactivar la peor crisis de violencia en una década en la región limítrofe del Catatumbo, bajo el sangriento control de la guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista). Los rebeldes atacan a la población civil y libran combates con disidentes de las extintas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, marxistas).
Periodistas de la AFP en estas montañas plagadas de narcocultivos vieron este jueves un punto de control de los rebeldes del ELN, armados con fusiles y en motos.
El Catatumbo "es una importante ruta de tráfico de cocaína hacia la vecina Venezuela, país que durante mucho tiempo ha sido santuario de los rebeldes colombianos", según la ONG Insight Crime.
Debido al recrudecimiento de la guerra, Petro suspendió las negociaciones de paz que sostenía con el ELN y anunció que el país entraría en "estado de conmoción interior". La Fiscalía reactivó la órdenes de captura contra su cúpula.
Algunos municipios en Colombia se están convirtiendo en enormes campamentos de desplazados, a los que llegan por cientos todos los días. Algunos huyen hacia Venezuela, donde hay 1.580 colombianos "refugiados", según Petro.