La Alcaldía de Panamá ha lanzado un plan para la transformación sostenible de los Mercados Municipales, basado en el modelo de ‘Economía Circular’. El programa se implementa inicialmente en el Mercado San Felipe Neri, con el objetivo de convertir los desechos orgánicos en un recurso útil, siguiendo el principio de ‘Residuo Cero’.
Yarelis Gómez Gálvez, subdirectora de Resiliencia y Cambio Climático de Gestión Ambiental, explicó que la iniciativa busca reducir el impacto ambiental de los desechos generados en los mercados, que en el caso del San Felipe Neri, suman casi 7 toneladas mensuales, de las cuales más del 80% son orgánicos. Estos residuos serán transformados en abono, que servirá para nutrir suelos forestales y apoyar a microproductores, así como a huertos de subsistencia en comunidades escolares y domésticas.
Este esfuerzo se enmarca dentro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), promovidos por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y la FAO, en colaboración con la Dirección de Mercados Municipales y la Oficina de Cooperación Internacional. Gómez Gálvez destacó que el desperdicio de alimentos, que representa entre el 8 y el 10% de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es un factor clave en el cambio climático, por lo que la iniciativa busca no solo transformar la gestión de residuos, sino también generar conciencia sobre su impacto ambiental.
Mercados Municipales por la Alcaldía de Panamá
Además, se subrayó que la ciudad de Panamá genera alrededor de 2,500 toneladas de basura al día, de las cuales el 50% son desechos orgánicos que podrían convertirse en fertilizantes. El plan se expandirá a los otros cuatro Mercados Municipales para lograr un impacto transformador en múltiples áreas, desde la educación hasta la economía circular.
Entre los datos relevantes, se destacó que en Panamá, un 5.6% de la población, aproximadamente 200,000 personas, enfrentan inseguridad alimentaria, mientras que se desperdician 350 toneladas de comida diariamente. A nivel global, más de 800 millones de personas sufren de hambre crónica, y se desperdician cerca de 1.5 billones de toneladas de alimentos al año. Además, se advirtió que la degradación del suelo afecta más de 50,000 metros cuadrados anualmente, lo que contribuye a la disminución de la producción de alimentos básicos, que se prevé que caiga hasta un 25% para 2030.