En mayor o menor grado, prácticamente todas las personas son celosas. Querer proteger lo que es nuestro, o al menos lo que creemos es nuestro, no es malo. Según la psicoanalista Taty Ades hay algo positivo en ese sentimiento, en las relaciones donde hay celos moderados y ocasionales.
La especialista recuerda no dar por sentado que la pareja es una persona totalmente conquistada, y recomienda trabajar en la confianza y cariño mutuo, "para que el compañero se sienta amado".
Según Ades, los problemas relacionados a este fuerte sentimiento llega cuando las parejas son movidas por un celo exagerado que acaba minando la vida de ambos. Asegura que existen cuatro perfiles de personas celosas y detalla cada uno de ellos, para que identifiquemos cada sentimiento y evitemos estropear nuestras relaciones.
Cuidadoso:
El "celoso cuidadoso" guarda el celo para él intentando al máximo evitar que el compañero(a) perciba el real sentimiento. Hace de todo para guardar la imagen del otro y de la familia, intentando esconder el propio dolor y desesperación. Cree que demostrar celo es el término de una buena relación.
Egoísta:
El "celoso egoísta" ignora la individualidad del compañero, y sólo le interesa hacer respetar sus expectativas sobre lo que considera su pareja debe hacer.
Dramático:
El "celoso dramático" se caracteriza por un comportamiento infantil y dramático para agredir y manipular a su pareja. Este perfil es extremadamente vengativo.
Paranoico
El "celoso paranoico" desconfía de cualquier comportamiento del compañero, tiene un instinto de defensa en alerta, pues cree que podría perder a su pareja en cualquier momento. Ese perfil contrata detectives, compra cámaras e invade el correo y redes sociales del compañero.