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Del bosque al gusano de tierra

BONN, Alemania (AFP) - Todo el mundo está de acuerdo en la necesidad de preservar los bosques tropicales, los osos polares y los elefantes, pero ¿por qué proteger sistemáticamente a todas las especies? Los defensores de la biodiversidad abogan por el principio de precaución para garantizar su frágil equilibrio.

"Algunas especies parecen tener un rol menor y otras, por el contrario, un papel clave en los ecosistemas", subraya Didier Babin, investigador del Centro de Cooperación Internacional en Investigación Agronómica para el Desarrollo (CIRAD), en Bonn (Alemania), donde se ha celebrado la conferencia de la ONU sobre biodiversidad.

Pero con frecuencia no son las especies emblemáticas quienes detienen una función esencial.

"Por ejemplo, el gusano de tierra tiene un papel mayor en la descomposición orgánica. Si desaparece, se acaba la fertilización de los suelos", destaca Babin.

El escarabajo eremita, que se alimenta de madera muerta que descompone y transforma en mantillo, es una especia protegida. Su presencia en una autopista del oeste de Francia justificó la paralización de un proyecto de remodelación.

Otros animales, como los tiburones, se sitúan en la cima de la cadena alimentaria y tienen un papel regulador. "Su desaparición es susceptible de provocar una proliferación de otras especies", indica Babin.

Y "si bien no podemos demostrar que una especie no sirve para nada, no podemos a la inversa demostrar que todas las especies sirven para algo", estima.

"Ninguna especie es banal, cada una es producto de millones de años de evolución y tiene una función en el ecosistema", indica Wendy Fodin, de la Unión Mundial para la Conservación de la Naturaleza (UICN).

Uno de cada cuatro mamíferos, una de cada ocho aves, un tercio de los anfibios y un 70% de las plantas están amenazadas, según la "lista roja" de la UICN.

En total, 785 especies ya se han extinguido y 65 sobreviven únicamente en cautividad o en el ámbito doméstico.

Pero esta lista no determina el papel de las especies en los ecosistemas, ni establece ninguna jerarquía en función de su utilidad.

"Es difícil a veces prever los efectos de la desaparición de una especie", reconoce Fodin.

Desde que las poblaciones de abejas están en declive, "todo el mundo parece descubrir hasta qué punto son útiles", apunta.

Las abejas garantizan el 80% de las especies vegetales a través de la polinización, es decir, un 35% de los recursos alimentarios mundiales.

En el libro "Sustaining Life", publicado recientemente por la Oxford University Press, los científicos elaboraron un tablón de tesoros naturales claves para la medicina con el fin de demostrar hasta qué punto la salud humana depende de la biodiversidad.

Los autores Eric Chivian y Aaron Bernstein citan en particular el caso de dos especies de ranas Rheobatrachus descubiertas en los años 80 en Australia con la característica de tragarse sus huevos e incubarlos suspendiendo sus actividades digestivas.

Los estudios revelaron que estas ranas emitían sustancias que bloquean las secreciones de ácido en el estómago, suscitando la esperanza para el tratamiento de úlceras digestivas del hombre.

Pero la investigación no pudo concluir. Las dos especies se extinguieron.