Ciencia Ciencia - 

Robert Lefkowitz, el Nobel de Química que lee a "Don Quijote"

Estocolmo, ( EFE ). El científico estadounidense Robert J.Lefkowitz, uno de los dos laureados este año con el premio Nobel de Química, está leyendo "Don Quijote de la Mancha", un libro que le "encanta", aunque desde la concesión del galardón se ha quedado en la página 500 porque no tiene tiempo para la lectura.

Lefkowitz y su compatriota Brian K. Kobilka han merecido el premio por sus estudios sobre los receptores acoplados a la proteína G en las células, a través de los cuales logran su efecto la mitad de los medicamentos, por lo que conocer su funcionamiento interno pude llevar a avances en este ámbito.

Ambos aseguraron hoy, en una entrevista con Efe, que hace años decidieron investigar en ese campo porque, "por razones inexplicables", lo encontraron interesante, señaló el primero.

Y es que el tipo de investigaciones que elige Lefkowitz tiene algo que ver con que el libro que está leyendo ahora sea "Don Quijote de la Mancha", que es "muy entretenido" y le "encanta", aunque no lo ha traído hasta Estocolmo "porque pesa demasiado".

En una reunión conjunta con otros profesionales sobre la investigación en la que Lekfowitz trabaja ahora, uno de los profesores presentes, "un tipo muy colorido y al que le gustan mucho los musicales comenzó a cantar 'el sueño, el sueño imposible", recordó el Nobel, entonando la canción.

Lekowitz dijo, entre risas, que aquel colega lo comparó con don Quijote y a otro miembro de su equipo con Sancho Panza, imagen que le dejó muy impresionado, por lo que, aunque ya lo había leído "hace muchos años" en la Universidad, decidió abrirlo de nuevo.

"Fui leyendo hasta llegar a la página 500, es un libro muy largo, hasta que llegó el 10 de octubre y con él una llamada de Estocolmo -la que le anunciaba la concesión del Nobel de Química-, por lo que todavía sigo en el página 500, mi vida está ahora muy ocupada", aseguró.

Kobilka y Lefkowitz han sido capaces de lograr "descubrimientos revolucionarios", según la Academia Sueca, sobre esos pequeños receptores, que están en la membrana de las células, lo que permite a estas sentir el ambiente que las rodea y facilita su adaptación a nuevas situaciones.

Los receptores acoplados a la proteína G (GPCRs) pertenecen a "una gran familia" y lo que han aprendido de ellos "seguramente pueda ayudarnos a entender a otros miembros" de la misma, explicó Kobilka, para quien, sin embargo "sería más difícil de decir" que se pueda trasladar a otros tipos de receptores.

La mayoría de los procesos fisiológicos dependen de los GPCRs y aunque durante décadas se supuso que existían no se lograron identificar, lo cual no impidió que se desarrollasen medicamentos que logran su efecto a través de estos receptores, desde antihistamínicos a betabloqueantes o antidepresivos.

Kobilka, de 57 años, señaló posible que sus estudios hayan contribuido o ayuden en el futuro al desarrollo de "medicamentos más eficientes y selectivos".

Además, este científico y su equipo lograron, hace solo un año, capturar la imagen de un receptor en el momento en que es activado por una hormona y manda su señal al interior de la célula y Kobilka no dudo en describirla como "muy hermosa".

Se trata de un campo de investigación con grandes aplicaciones prácticas sobre todo para las medicinas, aunque Lefkowitz aseguró que no suele ser ese el motivo que lleva a un científico a dedicarse a una cosa u otra.

"Las aplicaciones prácticas son muy importantes pero no creo que ninguno de los dos lo elegimos por ello, sino porque, por razones inexplicables, lo encontramos interesante", explicó Lefkowitz, quien se acerca ya a los 70.

Ese es el motivo que "dirige la mayor parte de la investigación básica", encontrar un problema que parece interesante, querer saber cómo funciona algo.

"Es bonito cuando encuentras la respuesta y también puede tener alguna implicación práctica, pero -según el científico- eso no es lo que mueve la investigación, lo hace la curiosidad".

FUENTE: Agencia EFE