La Marina mexicana informó el martes del inicio de un controvertido plan para arrojar bloques de hormigón en el fondo del mar de Golfo de California con el fin de enganchar las redes ilegales que ahogan a la vaquita marina, una especie en grave peligro de extinción.
Las vaquitas quedan atrapadas y se ahogan en las redes agalleras que los pescadores colocan ilegalmente para la captura de la totoaba, un pez cuya vejiga natatoria es un manjar en China y se vende a miles de dólares por kilo.
El gobierno de México ha abandonado en gran medida las labores para tratar de evitar que las pequeñas embarcaciones pesqueras ingresen a la “zona de tolerancia cero” de 288 kilómetros cuadrados (110 millas cuadradas) cerca de San Felipe, Baja California, donde se ha visto a los últimos ejemplares de la vaquita.
Los ambientalistas dijeron el martes que el plan de hundir 193 bloques de concreto fue aprobado sin que se expusiera a comentarios públicos, y expresaron sus inquietudes de que los ganchos metálicos fijados a los bloques puedan acumular restos de redes que podrían seguir afectando a la vida marina.
“Es una sorpresa total, porque la manifestación de impacto ambiental se aprobó en tiempo récord, en seis semanas. No se abrió consulta pública”, dijo Alex Olivera, representante de México para el Centro para la Diversidad Biológica.
La Secretaria de Medio Ambiente de México reconoció que no hubo consulta pública, pero señaló que se debió a que nadie pidió una. La agencia se ha caracterizado por autorizar rápidamente los proyectos del gobierno.
Hay muchas dudas sobre el plan. Se esparciría un bloque, con un gancho metálico adherido, en cada kilómetro sobre la zona restringida. De momento se desconoce cómo, o si, se recuperarían las redes enganchadas bajo el agua.
“Una red puede quedar atrapada en esos ganchos, en esos bloques, y al mismo tiempo no sabemos. Estamos hablando de que utilizan redes de cientos de metros”, comentó Olivera. Explicó que si una red queda atrapada en los bloques, “es un arma de doble filo y se vuelve como una trampa también para la vaquita”.
Las redes abandonadas, conocidas como “redes fantasma”, pueden seguir matando vida marina durante varios años.
Otro experto, que pidió no ser citado por su nombre por temor a represalias, dijo que el plan podría desalentar a los pescadores que cometen actividades ilegales al hacerles perder las redes en los ganchos.
Pero, añadió, que sería crucial para la Marina retirar regularmente cualquier red atrapada, porque de lo contrario otras especies podrían morir.
En un comunicado para anunciar el plan, la Marina hizo una ambigua mención sobre la recuperación de redes. En la práctica, probablemente sería necesario que buzos descendieran y cortaran manualmente las redes de cada uno de los 193 bloques cada cierto número de días.
Debido a la oposición de los pescadores y lo lucrativo del comercio ilegal de la totoaba, tampoco hay garantías de que los pescadores no marquen -ya sea físicamente o con GPS- la ubicación de los bloques y pesquen fuera de la zona.
El año pasado, el gobierno mexicano abandonó la política de mantener los barcos de pesca fuera de la zona de “tolerancia cero” en el Alto Golfo. En ese momento introdujo una escala de sanciones si se ven más de 60 barcos pesqueros en la zona en múltiples ocasiones.
Olivera expresó sus dudas. “No pueden estar checando todos los bloques todos los días”, aseveró.
A principios de este año, Estados Unidos presentó la primera denuncia medioambiental basada en el pacto comercial entre Estados Unidos, México y Canadá, argumentando que México no está protegiendo la especie.
México ha aceptado una investigación. En virtud del tratado, que entró en vigor en 2020, la denuncia podría dar lugar a sanciones comerciales.
FUENTE: Associated Press