En 2001, el estreno de la primera película de Bridget Jones -una "solterona" londinense adicta al tabaco y con varios kilos de más- causó una auténtica revolución al tratarse de uno de los primeros personajes cinematográficos que se alejaba del estereotipo de belleza femenina al mismo tiempo que hablaba abiertamente y sin tapujos sobre las inseguridades de las mujeres.
Sin embargo, Renée Zellweger -encargada de interpretar a Bridget en la ficción, papel para el que ganó diez kilos- nunca ha comprendido por qué el aspecto físico de la heroína británica ha sido siempre tan comentado y celebrado, ya que desde su punto de vista es una mujer "con un peso normal"."He vuelto a engordar unos cuantos kilos. También tuve que usar relleno para aumentar el tamaño de mis pechos y para la barriga de embarazada.
Bridget es una mujer con un peso perfectamente normal, nunca he comprendido por qué la gente le da tanta importancia. Si un actor hiciera lo mismo para un papel no recibiría tanta atención", afirma Renée en una entrevista a la revista Vogue.
Ahora Renée está a punto de estrenar la tercera entrega de Bridget Jones que marca su primera participación en una gran superproducción después de una larga temporada alejada de Hollywood para recuperar la perspectiva."Recuperé el anonimato para poder conectar de nuevo con la gente a un nivel humano, para poder ser escuchada y vista sin que me definiera esa imagen de estrella que siempre me precede antes de entrar en una habitación. No puedes ser un buen narrador de historias si no tienes un amplio bagaje de experiencias vitales e interactúas con la gente", afirma Renée.