Tras una intensa batalla legal de siete años, la semana pasada la cantante Britney Spears alcanzó un acuerdo con su antiguo mánager Sam Lufti para cerrar de una vez por todas el duro enfrentamiento que ambos mantenían en los juzgados desde que este la demandara por difamación en 2009.
Según informa el portal TMZ, Britney pagará ahora a Lufti una indemnización cuyo valor exacto no ha trascendido todavía, pero de la que ya se sabe que será una cantidad de al menos seis cifras: eso sí, inferior a los 500.000 dólares que se calculaba que la intérprete habría tenido que desembolsar en costes legales si el caso hubiese llegado al juzgado de Los Ángeles el próximo mes de octubre, después de que su antiguo mánager apelara una sentencia de 2012 que desestimaba las acusaciones de difamación.
En los documentos presentados el pasado abril en la Corte de Apelaciones de California, Sam Lutfi afirmaba que Britney aún le debía parte de sus honorarios, además de acusarla de sufrir en el pasado problemas con las drogas que, según él, la habrían llevado a acabar durmiendo en un coche.
Lutfi también aseguraba que únicamente aceptó convertirse en su mánager en 2007, cuando la cantante se encontraba en pleno proceso de divorcio del padre de sus dos hijos, Kevin Federline, a cambio de que esta se mantuviera sobria y le diera permiso para utilizar perros con el objetivo de intentar detectar la presencia de drogas en el entorno de la estrella de la música. Sin embargo, la familia de Britney siempre ha sostenido que era Lutfi quien precisamente le proporcionaba esas sustancias a la intérprete.