Aunque en los últimos meses ha sido más bien noticia por su relación sentimental con la cantante Katy Perry y, concretamente desde el pasado febrero, por los entresijos de un compromiso matrimonial que podría materializarse antes de que finalice este año, lo cierto es que el actor Orlando Bloom ha preferido sincerarse en su última entrevista sobre los retos que le ha venido presentando la vida desde que empezara a compaginar su carrera profesional con su condición de padre del pequeño Flynn (7), fruto de su extinto matrimonio con la modelo Miranda Kerr.
"Lo más duro de todo es no haber podido estar con él, llevarle a la escuela y hacer ese tipo de cosas de la vida cotidiana. Pero también ha sido una etapa que me ha ayudado a reflexionar, a disfrutar de algo de tiempo para mí y a ordenar mis prioridades de cara al futuro", ha explicado el intérprete británico sobre los seis meses que pasó en la República Checa rodando "Carnival Row", la nueva serie de Amazon que coprotagoniza con Cara Delevingne.
Sin embargo, y como él mismo ha matizado en la entrevista que ha concedido a la revista Radio Times, los primeros meses de vida de su retoño le resultaron mucho más abrumadores debido a un sinfín de razones complementarias, ya que a su falta de experiencia como progenitor o a las necesidades tan urgentes de su recién nacido había que añadir además la ingente carga de trabajo que tenía sobre sus hombros.
"Siendo bastante joven, sentía que me encontraba debajo de una lupa enorme que intensificaba todos mis movimientos y me tenía vigilado. Y aunque esas producciones [como los que tuvo en 'El Señor de los Anillos' o 'Piratas del Caribe'] tampoco encasillaban demasiado, su trascendencia sí que definió mi papel en la industria", ha asegurado el artista sobre el año sabático que se tomó a principios de década para centrarse en su vida familiar y desconectar momentáneamente del escrutinio público.