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En la Tierra el 21 de diciembre: fin del mundo en bunker o en el bar

PARÍS (AFP). El supuesto fin del mundo profetizado por los mayas precipitará el viernes a algunos crédulos hacia el refugio más cercano, aldea mística en Brasil, montaña "sagrada" en Francia o bunker privado en Estados Unidos, pero muchos terrícolas cuentan celebrar ese fin del mundo más bien en un bar de Hong Kong o de Sídney.

Venta de refugios llave en mano, acopio de provisiones, precio de hoteles en alza vertiginosa, menús especiales de "fin del mundo", visita a lugares "sagrados", etc: lo que es seguro es que el calendario maya ha hecho circular el dinero en todo el mundo.

En México y en los países de América Central en los que se extendió la civilización maya (Belize, Guatemala, Honduras, Salvador), el fin del mundo dopa desde hace meses el sector turístico.

Se organizan conferencias, reconstituciones de ritos, acontecimientos especiales, espectáculos de luz y sonido; los antiguos sitios mayas atraerán multitudes el viernes, haciendo caso omiso de la indignación de los indígenas. En Honduras, incluso el presidente asistirá a una ceremonia.

Algunos lugares tienen la reputación de ser un refugio en el apocalipsis, sin que se sepa a qué se debe esa creencia.

En Bolivia, una ceremonia religiosa será organizada en la isla del Sol del lago Titicaca. Según la leyenda, allí nacieron los fundadores del imperio inca.

En Brasil, a 250 km de Brasilia, el pueblo de Alto Paraiso, al que se atribuye tener "energía mística", se prepara desde hace años para el último día del mundo, lo que atrae cientos de crédulos o curiosos.

En Serbia, la montaña de forma piramidal Rtanj, a 200 km de Belgrado, tiene una reputación similar que atraerá a no poca gente en ocasión del solsticio de invierno.

El monte Bugarach, situada en el suroeste de Francia, es ya víctima de su reputación de refugio antiapocalipsis, a tal punto que ciertos hoteles piden tarifas de hasta 1.500 euros para pasar allí la noche fatídica. Suma que hay que pagar por adelantado, llegue o no el fin del mundo. Las autoridades locales, inquietas por la seguridad, exhortaron a la gente a no venir.

En Turquía, se dice que el pueblo de Sirince quedará también al margen del apocalipsis porque es desde allí que la Virgen María subió a los cielos. Resultado: reservas completas para el 21 en todos los hoteles.

"Última danza"

A falta de lugares sagrados, otros temerosos del apocalipsis optan por refugios construidos por el hombre.

En Estados Unidos, son muchos los que se preparan a un cataclismo, de origen humano o natural, con refugios antinucleares o sótanos transformados en bunkers.

Por 30.000 rublos (unos 9.700 euros), los moscovitas adinerados pueden optar a una de las 300 plazas disponibles en un bunker de la época staliniana, a 65 metros de profundidad.

En el este de Francia, el fuerte de Schoenenbourg y sus galerías subterráneas permanecerán abiertos excepcionalmente. Y ello pese a que el edificio formaba pare de la Línea Maginot, el sistema de defensa francés que no logró detener la ofensiva alemana durante la Segunda Guerra Mundial.

En Asia, Japón e India, el fin del mundo pareciera sobre todo ser ocasión de organizar fiestas y de accionar las cajas de cobro.

"¡Podría ser su última danza, así que no se la pierda!", insta el bar Sky de Nueva Delhi. En Hong Kong, varios restaurantes proponen menús especiales; uno de ellos promete incluso no cobrar la cuenta... si llega el apocalipsis. En Sídney, se prepara también una gran "fiesta del fin del mundo".