En su intento por sofocar el último esfuerzo independentista en Cataluña, España enfrenta un reto que va más allá de frenar los planes de los políticos para celebrar un referéndum sobre la secesión el próximo 1 de octubre.
Muchos catalanes ya sienten que viven en otro país.
A lo largo de la orgullosa región, el gobierno de central de Madrid suele ser visto como un ente problemático y distante que recibe más en impuestos de lo que devuelve a la población local en servicios y obras públicas. Las banderas independentistas, o “esteladas”, adornan calles en las que proliferan los carteles en el idioma de la región, el catalán.
El Ministerio de Justicia de España advirtió que el referéndum secesionista convocado antes esta semana por el gobierno catalán es ilegal, y el Tribunal Constitucional ya ordenó su suspensión.
Sin embargo, más de 600 de las 948 municipalidades de la región del este de España anunciaron que abrirán los colegios electorales.
Por el momento no está claro qué posición adoptarán los funcionarios de la capital, Barcelona.
FUENTE: AP