El primer ministro libanés Saad Hariri renunció el sábado a su cargo durante un viaje a Arabia Saudí, en una maniobra sorpresiva que sumió al país en la incertidumbre en medio de crecientes tensiones regionales.
En un discurso televisado desde Riad, Hariri lanzó una despiadada diatriba contra Irán y Jezbolá, un grupo libanés allegado a Teherán, alegando intromisión en los asuntos árabes. Advirtió que "los brazos de Irán en la región serán cortados".
"El mal que Irán propaga en la región será contraproducente", agregó Hariri, al acusar a Teherán de sembrar el caos, el enfrentamiento y la destrucción en toda la región.
Designado primer ministro a finales de 2016, Hariri encabezó un gabinete de unidad nacional de 30 miembros que incluía al grupo miliciano chií Jezbolá. El gobierno ha logrado en gran medida proteger al país de los efectos de la guerra civil en la vecina Siria.
El país está fuertemente dividido entre un campo leal a Arabia Saudí, encabezado por el musulmán suní Hariri, y un campo leal a Irán representado por Jezbolá. El presidente Michel Aoun, elegido en octubre de 2016 después de más de dos años de vacío presidencial, es un aliado estrecho de Jezbolá.
Su elección fue posible gracias al apoyo que le brindó Hariri con el entendimiento de que Aoun lo nombraría primer ministro.
En una declaración, la oficina presidencial dijo que Hariri le informó a Aoun de su renuncia en una llamada telefónica. Añadió que ahora el presidente espera el regreso de Hariri al país para aclarar las circunstancias de su renuncia y proceder en consecuencia.
Se prevé que la sorpresiva renuncia de Hariri elevará las tensiones en el país y dará lugar a una etapa de profunda incertidumbre e inestabilidad potencial. Ocurrió en medio de una aguda escalada de la retórica saudí contra su rival regional Irán.
FUENTE: AP




