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Ortega coquetea de nuevo con el diálogo, aunque temen sea para ganar tiempo

El presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, ha vuelto su mirada a una posible reanudación del diálogo nacional para superar la crisis que vive el país desde abril, ante una creciente presión externa en su contra y a la estrepitosa caída de la economía, aunque también puede ser una estrategia para ganar tiempo, según analistas.

El mandatario sandinista, que dio por concluida la misión de dos entes de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Oacnudh), ha abierto sus puertas en las últimas semanas a eurodiputados, a enviados de Washington y de la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA).

También recibió a un grupo de cinco empresarios nicaragüenses, con los que coincidió en que es necesario "un entendimiento para empezar una negociación, a través de un encuentro incluyente, serio y franco".

Para el sociólogo nicaragüense Oscar René Vargas, Ortega busca ahora destrabar la crisis porque sobre Nicaragua pende una posible aplicación de la Carta Democrática en la OEA, sanciones de EE.UU. con la Ley Magnitsky Nica, y la amenaza de la Unión Europea (UE) de otras sanciones.

Además, por la certeza de una profundización de la crisis económica, con un producto interno bruto (PIB) que se contrajo 4 % el año pasado y una previsión para el 2019 de otra contracción de entre el 7,3 % y 10,9 %.

Vargas, un crítico sandinista, advirtió sin embargo que también puede tratarse de una estrategia de Ortega para ganar tiempo y burlar las sanciones individuales que han anunciado Estados Unidos y la UE en su contra y la de sus allegados.

El escritor y exvicepresidente de Nicaragua Sergio Ramírez dijo a Acan-Efe que Ortega probablemente sigue una estrategia equivocada y que efectivamente lo que pretende es ganar tiempo para mantenerse en el poder hasta el 2021.

"La estrategia equivocada es seguir ganando tiempo, seguir navegando como que las aguas fueran mansas, decir que el tiempo aguanta, pero el tiempo no aguanta, los plazos se van agotando, el país va cayendo en el abismo de las dificultades económicas, la falta de salidas políticas", señaló Ramírez.

Si el Gobierno no abre la salida, está llamado a crear dificultades, alertó el novelista.

Para el exmagistrado de la Corte Suprema de Justicia (CSJ) Rafael Solís, padrino de bodas de Ortega y de la primera dama y vicepresidenta, Rosario Murillo, y considerado el operador político del sandinismo en el Poder Judicial, el mandatario está coqueteando con el diálogo por la situación de Venezuela.

"La posible caída de Nicolás Maduro en los próximos días en Venezuela de una u otra forma traerá consecuencias directas sobre Nicaragua", razonó en un artículo de opinión Solís, quien se encuentra en el exilio en Costa Rica.

Los fondos de la cooperación venezolana suman 4.932,4 millones de dólares desde que Ortega retornó al poder en enero de 2007, y es canalizada a través de la empresa mixta petrolera Alba de Nicaragua S.A. (Albanisa), que está integrada por una filial de la estatal Petróleos de Venezuela S.A. (Pdvsa), y la estatal Petróleos de Nicaragua (Petronic, con 49 %).

EE.UU. impuso sanciones a Pdvsa, que también alcanzan a Albanisa, explicó el 30 de enero pasado el asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, John Bolton.

Por su lado, el exguerrillero y mayor en retiro de las Fuerzas Armadas Roberto Samcam, consideró que Ortega se encuentra en un "callejón sin salida" que lo obliga a retomar el diálogo y negociar una salida favorable a sus intereses.

En un artículo titulado "Un escenario anunciado", Samcam señaló que tanto la OEA como Washington están dejando al Gobierno de Ortega "un pequeño espacio de salida y van a tenerlo que aprovechar".

Si Ortega, que no goza de credibilidad internacional, opta por ganar tiempo, a juicio de los analistas, la crisis económica se profundizará, la OEA suspenderá a Nicaragua de ese foro, y seguirán las sanciones contra funcionarios nicaragüenses.

En ese escenario el Gobierno sandinista, que ha prohibido las marchas no oficialistas desde septiembre pasado, que ha ilegalizado a por los menos nueve ONG, que mantiene encarcelado a más de 700 manifestantes, clausurado medios de comunicación, y provocado el exilio de miles de nicaragüenses, se sostendría sólo con la fuerza de las armas.

FUENTE: EFE