Las dos mujeres acusadas de estrangular a una joven embarazada para arrancarle del vientre a su bebé se declararon inocentes de todos los cargos presentados en su contra durante una audiencia celebrada este miércoles en un juzgado del Condado de Cook, en Illinois (EE.UU.).
Clarisa Figueroa, de 46 años, y su hija Desiree de 24, afrontan cada una más de una docena de cargos, entre ellos homicidio en primer grado, secuestro agravado, agresión agravada contra un menor y desmembramiento de un cuerpo, por el asesinato de la joven de 19 años Marlen Ochoa-López el pasado 23 de abril.
Yovanny Jadiel López, el bebé que fue arrancado del vientre de su madre, murió el 14 de junio tras pasar siete semanas ingresado con respirador artificial debido a los daños cerebrales que sufrió en el ataque. El médico forense certificó la muerte del bebé como homicidio.
Los abogados de la familia han pedido que las acusadas afronten también cargos por los daños ocasionados al bebé durante el asesinato de la madre.
El novio de Clarisa, Piotr Bobak, que según la Fiscalía limpió la escena del crimen, también se declaró inocente en la audiencia de hoy, en la que la familiares, incluido el padre, Yovani López, desplegaron carteles con fotografías de los acusados y la palabra "culpable", sin que la jueza Sophia Atcherson lo impida.
Las dos mujeres fueron arrestadas en mayo pasado, cuando la Policía comprobó que habían asesinado a Ochoa-López para robarle el bebé que Clarisa pretendía pasar como propio.
Madre e hija atrajeron a la víctima a una casa en el suroeste de la ciudad con la promesa de donarle ropas, un carrito de bebé, entre otros artículos, y una vez dentro la estrangularon y le arrancaron el bebé del vientre.
El cuerpo de Ochoa fue arrojado a un contenedor de basura, donde fue encontrado el 14 de mayo.
Los abogados de los acusados interpusieron un recurso para prohibir que los fiscales y el padre del bebé hablen con los periodistas sobre el caso, pero la jueza no se pronunció sobre el pedido.
FUENTE: EFE