EEUU Internacionales - 

Vislumbran reñida contienda electoral en Maine

El año pasado la senadora republicana Susan Collins dio el voto decisivo para confirmar a Brett Kavanaugh como juez de la Corte Suprema y los demócratas juraron que ella lo pagaría caro.

Los republicanos dijeron que no, que la reelegirían.

Lo cierto es que ninguno de los bandos se ha olvidado de la amarga experiencia y ahora el dinero está cayendo prodigiosamente sobre las campañas a favor y en contra de la senadora en su estado, Maine.

Decenas de millones de dólares han llegado a los cofres de los dos partidos en Maine, un estado hasta ahora conocido por el tono cordial de sus debates políticos, a pesar de que Collins aún no ha anunciado si se postulará a la reelección.

Las cifras publicadas muestran que los demócratas piensan invertir por lo menos 1,2 millones de dólares en avisos desde ahora hasta fines de diciembre, incluyendo un aviso que se transmitió este mes en que se acusa a Collins de negarse a proteger los programas de asistencia pública.

Entretanto un grupo republicano recién formado tiene ya 800.000 dólares acumulados gracias a un pequeño grupo de donantes acaudalados. Estos activistas resaltan la capacidad de Collins de trabajar con el otro partido y la califican de “una fuerte defensora de los intereses de las mujeres en Maine y en toda la nación”.

El masivo flujo de dinero subraya cómo la polarización política de Estados Unidos está afectando a circunscripciones lejos de las batallas tradicionales, y amenazando a la cultura política que otrora permitía la existencia de legisladores centristas como Collins.

Queda por ver cómo los votantes de Maine reaccionarán al controversial voto que Collins dio a favor de Kavanaugh _ acusado de violación _ o a la inmensa entrada de dinero a las campañas políticas del estado.

La campaña refleja representa una de las pocas oportunidades que tienen los demócratas para quitarle un escaño a los republicanos en el Senado y así obtener mayoría en esa cámara.

Collins, elegida inicialmente en 1996, ha practicado un estilo de política moderado y mesurado, afín a la actitud colectiva de un estado donde la mayoría de los votantes no se identifican con ninguno de los dos partidos. Pero el ambiente político en el estado se ha agudizado, como lo demuestra las tácticas más combativas del ex gobernador republicano Paul LePage. Además de eso, los republicanos de Nueva Inglaterra están casi extintos en el Congreso; Collins es la única que queda.

La polémica en torno a Kavanaugh se convirtió en una oportunidad para los demócratas. La senadora quedó desprestigiada para muchas mujeres por haber votado a favor de Kavanaugh, a pesar de dudas sobre si él respetará la ley que permite el aborto y a pesar de denuncias de que violó a una joven hace décadas, cuando ambos eran adolescentes. Kavanaugh niega las acusaciones.

Críticos enviaron ganchos de ropa a la oficina de Collins y en una ocasión alguien envió un sobre con polvo blanco a su residencia en Maine.

Roger Katz, republicano de tendencia moderada, abogado y ex senador estatal en Augusta, reconoce que ese voto perjudicó a Collins. Sin embargo, rechaza las conjeturas de que ella es ahora vulnerable. “La mayoría de la gente se fijará en su trayectoria a lo largo de 24 años, no es un solo acontecimiento", aseveró.

Collins tiene actualmente dos contrincantes demócratas: Sara Gideon, quien fue titular de la Cámara de Representantes estatal, y Betsy Sweet quien en el 2018 se postuló a gobernadora.

Gideon, quien en poco tiempo recibió el respaldo de la Comisión Nacional de Demócratas para Elecciones en el Senado, ha hablado del éxito que ha tenido en recaudar fondos a lo interno del estado. Pero lo más probable es que ambos partidos reciban cuantiosas sumas de otras regiones.

La campaña electoral más costosa en la historia del estado fue la del año pasado en el segundo distrito congresional, en que el total de dinero desembolsado ascendió a más de 20 millones de dólares. Solamente en la campaña para el escaño senatorial, el dinero invertido podría llegar a 60 millones, calcula David Farmer, un activista demócrata en el estado.

La última vez que Collins se postuló a la reelección fue en el 2014, cuando gastó apenas 5,2 millones de dólares y ganó sin mucha dificultad con el 68% de los votos.

Activistas demócratas furiosos por el voto de Collins a favor de Kavanaugh ya tienen 4 millones de dólares garantizados para quien se postule por el bando demócrata, gracias a una campaña por internet que logró donaciones de diversas partes de Estados Unidos.

Pero un grupo a favor de Collins también ha recaudado grandes sumas de dinero. En poco tiempo el grupo llamado 1820 PAC (una alusión al año en que Maine se convirtió en estado), recaudó 800.000 dólares de un pequeño grupo de acaudalados donantes republicanos. Eso incluye 500.000 dólares de Stephen Schwarzman, director ejecutivo de la firma financiera Blackstone y un mecenas que ha contribuido millones de dólares a diversas campañas republicanas.

Maine Momentum, el grupo autor del principal aviso atacando a Collins, piensa gastar por lo menos 716.000 dólares en anuncios para la campaña senatorial desde ahora hasta fines de diciembre, según documentos públicos. Maine Momentum es un grupo de status especial que no tiene límites de recaudación y no está obligado a divulgar el origen de su dinero. Y debido a que recién fue creado, no está obligado a difundir sus cifras sino hasta el año próximo.

Chris Glynn, vocero de Maine Momentum y antes director de comunicaciones de Gideon, dijo que el grupo se enfoca en las posturas de Collins en temas como “atención de salud, impuestos y el dinero que ha estado recibiendo de grupos particulares en Washington".

Sin embargo, la campaña de Collins dice que es irónico que los demócratas estén usando esas tácticas, ya que en el pasado han denunciado las normas que permiten la entrada irrestricta de dinero en las campañas electorales.

"Esto tiene que ver más con las ambiciones políticas (del líder de los demócratas en Senado) Chuck Schumer y nada que ver con hacer lo correcto para el pueblo de Maine y para el país entero", declaró Kevin Kelley, vocero de la campaña de Collins.