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Agotamiento e incertidumbre para sobrevivientes del virus

Una voz angelical cantando “Aleluya” resuena entre las piedras y ladrillos de una estrecha calle en Montmartre.

Aún lidiando con las secuelas del COVID-19 dos meses después de enfermarse, la soprano parisiense Veronica Antonelli quería que el recital improvisado desde su balcón proyectara esperanza. Horas antes, su médico le había dado malas noticias: los daños pulmonares que a veces la dejan demasiado exhausta para cantar pudieran durar meses o años.

“Esto complica algo las cosas, dada mi profesión”, dijo Antonelli con tono triste.

El virus que ha enfermado a 4 millones de personas en el mundo y causado más de 280.000 decesos es tan nuevo que los pacientes enfrentan una incertidumbre considerable sobre lo que pueden esperar al recuperarse.

“La respuesta simple es que seguimos aprendiendo”, dijo el doctor Jay Varkey, un especialista en enfermedades infecciosas en la Universidad Emory, en Atlanta. “Lo que sabemos ha sido compilado mayormente de reportes anecdóticos de sobrevivientes de COVID-19”.

En grupos de apoyo creados en redes sociales, los sobrevivientes colocan quejas que parece enciclopedias médicas: ansiedad, palpitaciones, dolores musculares, moretones en los dedos de los pies. Es difícil saber cuáles síntomas están relacionados directamente con el virus, pero los recuentos ayudan a alimentar la creciente convicción de los médicos de que el COVID-19 no es solamente una enfermedad respiratoria.

El agotamiento perenne es un síntomas común, pero las historia de cada sobreviviente difiere, dijo Brandy Swayze, una paciente de coronavirus que creó un grupo de sobrevivientes en Facebook tras sufrir neumonía. Ella estuvo hospitalizada a finales de marzo e inicios de abril. Su fatiga viene y se va. Otro problema es el insomnio.

“Simplemente somos personas que tenemos más preguntas que el resto porque lo estamos sufriendo”, dijo Swayze, de 43 años y residente en Cabin John, Maryland.

Aparte del daño pulmonar y la fatiga, Antonelli tiene problemas con su memoria y pérdida de olfato y gusto —un síntoma temprano común que persiste en muchos casos— algo que los médicos dicen se deriva de que el virus ataca los nervios.

Dos terceras partes de los pacientes en un estudio en Italia sufrieron pérdida de olfato y gusto. Algunos reportes indican que esos síntomas duran apenas unas pocas semanas, pero para Antonelli han pasado casi dos meses. Le preguntó a un especialista de voz cuándo podría oler de nuevo y la respuesta fue: “No sabemos nada. Tenemos que ser pacientes. No tenemos solución”.

Antonelli, de 45 años, necesita su vigor para reanudar su carrera: cantar ópera a capela en monumentos al aire libre y lugares históricos, una profesión que eligió porque le gusta cómo los ambientes naturales reflejan su voz.

Varada en casa, Antonelli canta en su balcón cuando puede para llevar felicidad y agradecerles a los trabajadores de salud, tiendas de comida y otros por su servicio durante la pandemia. Algunos días, no obstante, está demasiado agotada para dejar la cama.

En Wuhan, China, donde emergió el coronavirus en diciembre, los médicos consideraron inicialmente que se trataba de un tipo de neumonía. Pero gradualmente se dieron cuenta de que “este virus era demasiado inteligente. Simplemente atacaba todo el cuerpo”, dijo el doctor Xin Zheng, del Hospital Unión de Wuhan, en un webinar este mes.

Los pulmones, corazones, riñones e incluso el cerebro pueden ser afectados. Algunos pacientes hospitalizados sufren coágulos, mientras que otros presentan niveles elevados de enzimas que indican problemas hepáticos.

“Es una característica muy única”, dijo el doctor Thomas McGinn, de los hospitales Northwell Health en Nueva York. McGinn coescribió el mayor estudio en Estados Unidos de pacientes hospitalizados con COVID-19 y planea una continuación para ver cómo les va.

Alex Melo, un marine retirado de York, Maine, se enfermó gravemente con COVID-19 el mes pasado. Pasó días conectado a una máquina para respirar debido a la neumonía, pero también sufrió coágulos que amenazaron su corazón y sus pulmones. Luego de dos semanas en el hospital, fue dado de alta con anticoagulantes, que deberá tomar por al menos unos meses.

Los medicamentos le dejan susceptible a hemorragia y le preocupa que eso afecte su trabajo como instructor de supervivencia para un contratista del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Pero no está listo para trabajar, de todas maneras. Luego de dos semanas en casa, los pulmones aún se recuperan y no puede correr sin perder el aliento.

“Necesito tomármelo con calma”, dijo.

Reportes procedentes de China indican que aquellos con infecciones moderadas se recuperan en entre dos y tres semanas tras los primeros síntomas. Para aquellos con casos más severos, la recuperación pudiera tomar seis semanas, dijo Varkey.

Pero la recuperación pudiera tomar mucho más para quienes sufren las infecciones más severas, incluyendo pacientes que se pasaron tiempo en cuidados intensivos con diálisis o máquinas para respirar.

Médicos en Wuhan han reportado problemas cardiacos en una pequeña porción de los pacientes hospitalizados, incluyendo inflamaciones y arritmia, que pueden causar infartos, apunta Varkey.

Muchos de los problemas pudieran ser causados por el propio virus, una respuesta inmunológica excesiva al virus, el tratamiento o una combinación de los tres, dijo.

Algunos sobrevivientes que pasaron un tiempo largo en cuidados intensivos pudieran requerir oxígeno o diálisis en casa. Otros pudieran sufrir algo que se conoce como síndrome post cuidados intensivos, que incluye debilidad muscular persistente, fatiga, problemas de memoria y atención y ansiedad. Ese padecimiento ha sido registrado en sobrevivientes de COVID-19 a los que les colocaron ventiladores, pero puede ocurrir también después de cualquier enfermedad grave y puede relacionarse con el tratamiento, incluyendo sedación y prolongado tiempo en cama.

Considerando que la mayoría de los pacientes de COVID-19 colocados en máquinas de respirar no sobreviven, el camionero Scott Dobbels, de Illinois, se está recuperado de forma sorprendente.

Dobbels se pasó 17 días hospitalizado, ocho de ellos conectado a una máquina de respirar. Regresó a su casa en Silvis el 20 de abril, con 9 kilos (20 libras) menos y necesitando ayuda para caminar. El día siguiente, fue a ver como estaban las cosas en el aserradero en el que trabaja y regresó exhausto.

“(El viaje) me puso de regreso en cama por tres días. Demasiado pronto”, dijo.

Al inicio, apenas cepillarse los dientes era demasiado esfuerzo. Luego de varias sesiones de terapia física, está recuperando masa muscular y fuerza. Y para ejercitar sus pulmones, sopla en un inhalador especial varias veces al día.

Dobbels dice que se siente bien, pese a la persistencia de dolores musculares y cierta debilidad, y planea regresar a trabajar el 13 de mayo.

Se pregunta además por qué su caso fue tan severo cuando su esposa, Elizabeth, se infectó también pero apenas sufrió síntomas moderados.

“¿Por qué estuve a punto de morir cuando otros no fueron afectados tan severamente?”.

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