Una enfermera británica de 33 años fue hallada culpable el viernes de haber matado a siete recién nacidos prematuros y del intento de asesinato de otros seis en el hospital en el que trabajaba, tras un largo proceso que ha conmocionado al Reino Unido.
Entre junio de 2015 y junio de 2016, siete recién nacidos prematuros fallecieron repentinamente, sin causas aparentes, a veces con pocas horas de intervalo. Otros 10 bebés rozaron la muerte, pero pudieron ser salvados.
Letby estaba acusada de haber inyectado aire vía intravenosa a los bebés, utilizar sondas naso-gástricas para enviarles aire o una sobredosis de leche en su estómago. También habría agregado insulina a las bolsas de alimentación, cambiado un tubo respiratorio a un prematuro y sobrealimentado a otro. A veces, utilizaba varios métodos al mismo tiempo.
En aquel entonces tenía 25 años. Era la única persona del efectivo médico siempre de servicio mientras se produjeron todas aquellas muertes, señaló el juez James Goss.
Este fallo "no evitará el dolor extremo, la ira y el sufrimiento que todos hemos sentido", reaccionaron las familias de las víctimas en un comunicado. "Quizás no sabremos nunca por qué pasó esto".
Una profesional "entregada"
Letby habría intentado matar a ciertos niños en varias ocasiones. Sobre ella pesaban 22 acusaciones, siete por asesinato y 15 por intento de asesinato de 10 bebés.
El tribunal dará a conocer la pena el lunes.
Ante la conmoción que ha levantado el caso y las cuestiones sobre la seguridad en el sector sanitario, el gobierno ordenó el viernes una investigación independiente.
El juicio empezó el 10 de octubre en Mánchester (norte). Los bebés fueron identificados con letras, de la A a la Q, para proteger a las familias. Hubo padres que testificaron, a menudo entre lágrimas.
La defensa describió a Letby como una profesional "entregada". "Mi trabajo era mi vida", insistió.
El fiscal Nick Johnson reconstituyó minuciosamente su organización y describió hechos similares entre las muertes.
Letby atacaba a los recién nacidos después de que sus padres se fueran, cuando la enfermera jefe se alejaba o de noche cuando estaba sola, explicó el fiscal.
A veces se unía a los esfuerzos del personal para salvar a las criaturas, o ayudaba a los padres desesperados.
Entre las víctimas figuran gemelos e incluso trillizos, de los cuales murieron dos con 24 horas de diferencia, tras su regreso de vacaciones de Ibiza en junio de 2016. El tercero se salvó porque sus padres suplicaron que fuera trasladado a otro hospital.
"Incontrolable"
Tras haber cometido tantos crímenes sin llamar la atención, la enfermera estaba "incontrolable", afirmó el fiscal. "Se creía Dios".
Una niña muy prematura, atacada tres veces en septiembre de 2015, ha quedado con grandes discapacidades.
"No merezco vivir. Los maté adrede porque no era suficientemente buena para ocuparme de ellos. Soy una persona horrible", escribió la enfermera en una nota encontrada en su casa en 2018. En otros documentos, decía que era inocente.
Su abogado, Ben Myers, insistió en que el servicio neonatal del hospital acogió en 2015-2016 "más bebés de lo habitual, con necesidades médicas más importantes", y había "fracasado" en sus acciones.
Durante el proceso, una madre explicó cómo, al volver para llevar leche a uno de sus gemelos prematuros a las 21H00 horas en agosto de 2015, lo había oído gritar y descubrió que tenía sangre alrededor de la boca. Letby la tranquilizó y le aconsejó que subiera a su habitación.
Según la acusación, la enfermera acababa de introducir un utensilio médico hasta el fondo de la garganta de minúsculo bebé, y también le había inyectado aire. Murió unas horas más tarde, tras haber perdido un cuarto de su sangre.
Trasladada en junio de 2016 a un servicio administrativo, Letby fue detenida una primera vez en 2018, y luego en 2019. Finalmente fue encarcelada en noviembre de 2020.
FUENTE: AFP