PANAMA (AP). La posibilidad de erigir una moderna vía que facilite el tránsito por el oeste de la capital panameña proyecta una sombra sobre el Casco Antiguo de la ciudad, una fracción colonial cuya catalogación como patrimonio de la humanidad se tambalea por el moderno proyecto.
Ese es el dilema que los panameños temen le cueste al país la pérdida de uno de sus tesoros históricos, ya que el gobierno proyecta una obra vial para aliviar el tráfico que ensombrecería el Casco Antiguo de la ciudad, que conserva los vestigios coloniales propios para protegerla de los corsarios que merodeaban para saquear riquezas hace cientos de años.
Un grupo de residentes y propietarios del barrio histórico de la ciudad de Panamá rechazan los planes del presidente Ricardo Martinelli de construir un relleno y carretera que bordeé el Casco Antiguo, la tercera fase del proyecto de cinta costera que se licitó en marzo pero bajo otros términos.
Los inconformes cons ideran que la obra vial hará peligrar el reconocimiento como Monumento Histórico de la Humanidad, que la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) le confirió en 1997 al Casco Antiguo, lo cual será sometido a examen en París en el 35to encuentro del Comité de Patrimonio Mundial, que anualmente analiza el estado de los 169 lugares incluidos en su catálogo de "patrimonio de la humanidad".
El grupo teme que el comité, que sesionará entre el 19 y 29 de junio, incluya el Casco Antiguo en la lista de 42 patrimonios que están en peligro, debido al giro que tomaron los planes gubernamentales.
El gobierno envió la semana pasada a París una misión para informarle a la Unesco las alternativas posibles en la tercera fase de la cinta costera y defiende que la carretera de circunvalación no pondría en peligro el patrimonio, siempre que se haga bajo los lineamientos que el organismo apruebe.
El ministro de Obras Públicas, Feder ico Suárez, quien participó de la misión que se reunió con representantes de ese organismo, dijo que en la Unesco "están dispuestos a orientarnos". El gobierno licitó la tercera fase de la cinta costera en marzo y la empresa brasileña Norberto Odebrecht, que había construido las dos primeras fases, se adjudicó la obra al proponer su desarrollo por 777 millones de dólares.
Los términos de la licitación especificaban que debía haber un túnel que pasara debajo del Casco Antiguo, algo que evitaría perjudicar el paisaje de la monumental zona colonial, pero que multiplicaría los costos de la obra y por ello se evalúan otras opciones --que no quedaron excluidas de la misma licitación--, según el ministro.
La primera fase la impulsó el anterior gobierno de Martín Torrijos por 189 millones de dólares y consistió en una vía de 26 hectáreas sobre la costa de la bahía del Pacífico de Panamá que comunica un lujoso sector de rascacielos hasta el sitio donde funciona un po pular mercado de mariscos.
Martinelli impulsó la segunda fase por 59 millones de dólares y llevó la carretera hasta la entrada del Casco Antiguo, por donde se ubica la casa presidencial. Por eso, ahora continuar implica encontrar una manera de vadear la parte amurallada de la ciudad.
Martinelli calificó esta semana a los disconformes como un grupo "minúsculo, que han acaparado una gran cantidad de tierra" en el Casco Antiguo, la segunda ciudad fundada en Panamá en 1673 tras la destrucción de Panamá la Vieja por el pirata Henry Morgan en 1671. Hoy, se le considera uno de los mayores puntos de atracción turística del país.
Los residentes, propietarios y miembros de agrupaciones de la sociedad civil se preguntan por qué el gobierno licitó una obra usando como opción principal el túnel y ahora baraja las otras.
"No estamos en contra del túnel, ni de ninguna otra opción que sea respetuosa del patrimonio", dijo a The Associated Press la directora de la Asoci ación de Vecinos del Casco Antiguo, Pitu Jaén, quien tiene 20 años de residir en el barrio.
"Pienso que estamos jugando con fuego si el gobierno insiste en hacer una propuesta que atenta contra la integridad del Casco Antiguo", agregó, en el marco de una conferencia en el edificio del Museo del Canal de Panamá y donde colocaron una manta negra con la frase "Relleno destruye Casco Antiguo". El museo queda en el barrio histórico.
La principal dirigente de los residentes y propietarios del Casco Antiguo, Patricia Pinzón, dijo que un relleno y carretera frente al sitio histórico le quitaría la esencia misma al lugar: La de una ciudad fortificada ligada al mar.
"Nosotros tenemos un legado histórico que está bastante claro, que nos indica que pueden observar una ciudad amurallada y donde básicamente hay un entorno que está protegido", señaló.
En el Casco Antiguo, desde donde se aprecia la entrada al Canal de Panamá por el Océano Pacífico, se erigieron edific ios religiosos militares y civiles. Las Bóvedas, que sirvió de depósito y cárcel en el pasado, hoy alberga un restaurante francés de lujo y una galería.En los últimos años crecieron el número de negocios y la actividad inmobiliaria en la zona.
La asociación de Jaén formó con otras organizaciones de la sociedad civil y no gubernamentales el Frente Nacional por la Defensa de Nuestro Patrimonio Cultural y Natural.
Además del Casco Antiguo y Panamá la Vieja, el país tiene otros sitios considerados como parte del patrimonio de la humanidad: los conjuntos monumentales coloniales de Portobelo y San Lorenzo, en el norte del país y los parques Internacional la Amistad, el de Darién y el Coiba.
Una misión de la UNESCO visitó Panamá en octubre y se reunió con Martinelli.
Jaén dijo que la misión emitió un informe en abril que se filtró a la sociedad civil, en el cual la UNESCO advirtió que en el caso de desarrollarse la obra vial frente al Casco Antiguo, és te perdería su condición de Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Suárez señaló que el informe de esa comisión es más extenso y sólo una pequeña parte se refiere al proyecto de la cinta costera y que plantea el "problema de arrastre" que afectan los patrimonios históricos del país.
En el caso del Casco Antiguo uno de esos problemas tiene que ver con los trabajos de restauración mal hechos en sitios como el Hotel Central y la Plaza de la Independencia.
William Eric Sánchez, quien dirige otro movimiento de residentes, cuestiona los intereses de los protestantes. "Muchos de los que están aquí presentes peleando por el patrimonio del Casco Antiguo fueron promotores del desalojo de la parte humana", refiriéndose a que cuando hace una década empezaron a restaurarse edificios antiguos, se expulsó a una cantidad de familias que habían invadido esos espacios.
FUENTE: Agencia AP