El “cepo” es un instrumento de castigo físico de origen histórico, utilizado en algunas comunidades indígenas como medida disciplinaria, que inmoviliza al individuo aprisionando sus piernas o cuello. Aunque en su momento fue empleado en distintas culturas, hoy es considerado un mecanismo de tortura contrario a los derechos humanos.
El cepo consiste en un instrumento de madera con orificios o ranuras donde se colocan los pies, las manos o incluso el cuello de la persona sancionada, inmovilizándola durante un período determinado.
Este castigo, de origen ancestral, busca disciplinar y corregir conductas consideradas faltas dentro de la comunidad, como el consumo de alcohol en exceso, la violencia intrafamiliar o desobedecer normas colectivas. La persona permanece inmovilizada a la vista pública, lo que también cumple una función de escarmiento social.
Defensor del Pueblo condena uso del “cepo” en comarca Ngäbe Buglé
El Defensor del Pueblo, Eduardo Leblanc González, calificó como un castigo degradante, cruel e inhumano la aplicación del llamado “cepo” en la comarca Ngäbe Buglé, luego de que circulara un video en redes sociales mostrando a un hombre sometido a este método de corrección comunitaria.
Leblanc recordó que la Institución Nacional de Derechos Humanos (INDH) ya se ha pronunciado en ocasiones anteriores condenando su uso y alertando a caciques y autoridades comarcales sobre sus graves consecuencias.
La Defensoría reiteró que continuará con el diálogo con autoridades tradicionales para erradicar la práctica del cepo en las comunidades, enfatizando que ningún castigo puede estar por encima de la dignidad y los derechos fundamentales de las personas.