FOXBOROUGH, Massachusetts, EE.UU. (AP) — Inmediatamente después que los Buccaneers de Tampa Bay se coronaron campeones de la NFC, Brian Pope se apresuró en comprar una camiseta de Tom Brady para ponérsela al verlos jugar en el Super Bowl.
Un detalle: Pope vive en Connecticut. Ni siquiera es un fanático de los Bucs — o al menos no lo era, hasta que Brady decidió marcharse de los Patriots de Nueva Inglaterra para aspirar a otro título con Tampa Bay.
“Voy a ver el juego y estaré alentando a Brady", dijo Pope al echarle un mirada a un anaquel con camisetas del quarterback con los Patriots y la Universidad de Michigan en la tienda del Gillette Stadium la tarde del lunes.
“Me hubiera gustado que no se fuera, pero así sucedió”, admitió Pope. “Aún soy aficionado de los Patriots, pero no me molesta para nada que dispute el Super Bowl”.
Brady atrapó seis títulos del Super Bowl, un récord de la NFL, con los Patriots y disputó otros tres juegos por el campeonato de conferencia en sus 20 años en Nueva Inglaterra, una trayectoria que concluyó cuando firmó en marzo con los Buccaneers como agente libre.
Desde entonces, los aficionados que dejó atrás lo han seguido desde lejos. Y ahora que se alista para disputar su décimo Super Bowl, muchos lo alentarán como si no se hubiera ido.
“Estuvo aquí 20 años, hizo un gran trabajo. Nunca se metió en problemas. Entonces por qué no perseguir su sueño”, reconoció Kathie McCarthy, quien acudió al Gillette Stadium para recibir su vacuna contra el COVID-19.
“Me hubiera gustado que hubiera forma de mantenerlo”, admitió, mientras revisaba su reloj para asegurarse que no iba a llegar tarde para su cita. “Pero a la gente se le olvida que este es su trabajo. Esta es su vida”.
Boston tiene una larga historia de ver a sus astros deportivos irse, remontándose a la venta de Babe Ruth de los Medias Rojas a los Yanquis, su rival, en 1919. Ruth ganó seis Series Mundiales con Nueva York y los Yanquis conquistaron un total de 26 antes de que los Medias Rojas volvieran a conquistar una, poniendo fin a una sequía de 86 años en 2004.
Bobby Orr y Ray Bourque, figuras de los Bruins del hockey sobre hielo, acabaron con otros equipos.
Hace casi un año, los Medias Rojas canjearon a Mookie Betts — el MVP de la Liga Americana en 2018 — a los Dodgers de Los Ángeles, siguiendo el patrón previo de Ruth, Carlton Fisk y Roger Clemens. Los Dodgers ganaron la Serie Mundial en octubre pasado.
“Esto podría ser peor que Mookie debido a que (Brady) estuvo tanto tiempo y ganó tantos campeonatos”, dijo Pope. “Obviamente no estaba aquí cuando se fue Babe Ruth, pero creo que debe estar a la par”.
Pope comentó que después del triunfo de los Buccaneers por 31-26 ante los Packers de Green Bay el domingo se puso a navegar en la Internet para ordenar la camiseta de los Bucs con el número 12 de Brady. Pero le dieron fecha de entrega para el 11 de febrero, cuatro días después del Super Bowl.
Por esto mismo manejó desde Connecticut para ver si la tienda Patriots Pro Shop contaba con alguna camiseta de Brady con los Bucs.
No tuvo suerte.
En su lugar, la camiseta de Brady de cuando estaba con Nueva Inglaterra y Michigan colgaba de un perchero junto al de otros exjugadores de los Patriots, incluyendo el tight end Rob Gronkowski, que se unió a su excompañero en Tampa Bay. Parte de la mercancía de Brady tenía descuento, pero la réplica de su jersey mantenía el precio más alto.
Gracias a Brady, enero solía ser un mes agitado en Foxborough, con los Patriots como locales en al menos un partido de postemporada en 17 de sus 19 temporadas como quarterback titular.
Este año, las cosas han sido más quietas, con unas cuantas personas dándose una vuelta en la tienda en un gélido y un puñado más en una tienda adyacente. Había más movimiento al otro lado del estadio, donde cientos esperaban para ser vacunados de COVID-19, en uno de los espacios que el estado de Massachusetts ha habilitado en una masiva campaña de vacunación.
FUENTE: AP