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Florentina Moreno deja su huella con sus polleras y sombreros

Todos la conocen como la "Manito Ocueña", Florentina Moreno es una artesana que sabe lo que es hacer patria con su trabajo.

Ella es una mujer que creció entre retazos de tela, fibras de plantas secas y agujas. Florentina Moreno convirtió el arte de confeccionar polleras y sombreros ocueños en su motor para vivir.

En Ocú no hay quien no la conozca. Florentina Moreno ha dejado una huella imborrable en el folclore de su pueblo con sus confecciones. Ella ha confeccionado más de 100 polleras y sombreros para el Festival Nacional del Manito, por eso su apodo es "Manito Ocueña".

Florentina es conocida por elaborar las mejores polleras de gala y de montuna que se producen en el distrito de Ocú, en la provincia de Herrera. Además por confeccionar el sombrero blanco ocueño. Los teje de 15, 16 y hasta 24 vueltas.

Una herencia familiar

A los 15 años aprendió los pormenores de la costura observando a su mamá y lo ha hecho hasta sus 83 años sin usar anteojos. En sus manos hay mucho conocimiento, tradición y cultura que la hace sentirse orgullosa de lo que es y lo que representa para su comunidad.

Florentina Moreno pasa la mayor parte de su día inmersa en el patio de su casa, que se ha convertido en su taller de trabajo, donde cose las polleras y teje los sombreros.

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¿Cómo nace un sombrero ocueño?

Para tejer sombrero, Florentina se arma de paciencia, mientras acomoda las piezas, en su mayoría hebras de vegetales que los coloca sobre una base redonda de madera conocida como horma para trenzarla con una precisión milimétrica.

El proceso para confeccionar sombrero es complejo: hay que conseguir diversas plantas, raspar, teñir, secar y tejer la fibra, lo que junto al hilvanado puede tardar hasta 30 días. El tiempo de confección también va a depender de la cantidad de vueltas que tenga el sombrero: 15, 16 o 24 vueltas.

El resultado es un fino sombrero blanco ocueño que pueden llegar a costar de 100 a 200 balboas

El impacto de pandemia

Esta artesana forma parte del grupo de beneficiarios del programa 120 a los 65 del Ministerio de Desarrollo Social (Mides). Florentina es una de las 1,623 adultas mayores que nunca pudieron cotizar un seguro social en el distrito de Ocú y que hoy reciben del Estado un subsidio trimestral que les permite comprar comida, medicamentos y artículos personales de primera necesidad.

La irrupción de la pandemia paralizó las dos últimas versiones del Festival del Manito y con ello la demanda de polleras y sombreros. Fueron días difíciles para Florentina que está acostumbrada a coser y tejer para generar ingresos.

“Toda mi vida la dediqué a la costura, con esta profesión crié a mis seis hijos, por eso nunca pude cotizar un seguro social y mucho menos pagar cuota para una jubilación”, confiesa.