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Charco Azul, lo que esconden las montañas de Chame

Con esta grandiosa foto de este bello lugar, les contaré un poco de esta travesía a un lugar al cual no es nada fácil llegar, pero que a pesar del trayecto vale la pena visitar esta grandiosa obra de la naturaleza.

El Charco o Laguna Azul, como muchas personas lo conocen, está situada en las faldas del Cerro Campana y a unos 400 metros sobre el nivel del mar.

Para llegar al Charco Azul se debe caminar aproximadamente dos horas desde la Vía Panamericana. Dos horas que verdaderamente valen la pena.

Llegar a donde se inicia la caminata es muy fácil, solo hay que tomar la carretera Panamericana, pasar la curva de Campana, luego en el primer pueblo se encontrará con el Restaurante "Donde Carlos", detrás del mismo se encuentra la Casa Comunal de Sajalices, la cual es un buen punto de referencia que puede dar sino se ubica con exactitud. Se debe entrar por la calle de la Casa Comunal, si tiene auto 4x4 podrá subir hasta cierto punto frente a los potreros, pues la calle es inaccesible posteriormente, deberá caminar dos horas.

Al caminar por los trillos que conducen a la parte baja del Parque Nacional Altos de Campana, primer parque nacional creado en la República de Panamá, en el año 1966, debes tener en cuenta que no transitarás solo planicies, la mayor parte de este recorrido son montañas empinadas y senderos con abundante vegetación.

En el recorrido, podrás toparte con una gran diversidad de mariposas, aves y venados. El aire puro de las montañas, la grandiosa vista y su color verde, son una verdadera majestuosidad para esas personas que les gusta hacer recorridos extremos.

Al ir llegando al Charco Azul, apreciarás inmensas rocas, con formaciones muy peculiares. Se dice que adquirieron su forma debido al estallido de un volcán hace miles de millones de años. También se debe tener mucho cuidado con los acantilados que se aproximan al charco.

Con la aproximación a éste, un aire fresco se puede ir sintiendo y la hermosa cascada comienza a aparecer entre los árboles, y por supuesto una vista sin igual que perdurará en el recuerdo de cada persona que visite este grandioso charco.

El frío de sus aguas es una de las tantas delicias que nos brinda este paisaje, rodeado de una naturaleza que aún no es tocada por el hombre en su totalidad. Al llegar tan agotados del viaje, decidimos sentarnos a refrescarnos un rato para después zambullirnos a disfrutar de estas ricas aguas.

Les comento además que este charco no cuenta con una sola cascada, si no con dos, una de agua azul y la otra de aguas verdes, algo muy impresionante que tienen que conocer. La profundidad de este charco es grandísima, la verdad nadie tocaba el agua y nos divertimos mucho a pesar de lo cansados que estábamos de la caminata.

Las personas que viven cerca de la laguna azul y el Ministerio de Ambiente, brindan un permiso de llegada al charco a todo aquel que quiera conocerlo; solicitando que cuiden el río y recojan todas las pertenencias de los visitantes.

Lastimosamente a pesar de las reglas y directrices que se les brinda a los visitantes, muchas veces se pueden ver bolsas de basura, latas de licores, etc.; nosotros al retirarnos decidimos llevarnos, lo que más podíamos para dejar el lugar un poco limpio.

No es recomendable realizar este viaje con mucha carga, ni con coolers, ni grandes bolsas de ropa o comida. Es mucho más favorable viajar con poca carga, se los digo por experiencia propia.

El regreso como cualquier otro viaje es mucho más corto, porque ya estas más familiarizado con el camino, así que se torna muy divertido y sobre todo, porque puedes observar desde las montañas la espectacular puesta del sol.

¿Te gustó este destino? anímate a vivir una experiencia con tus amigos, eso sí, recuerda cuidar el lugar que estás visitando, recogiendo la basura y dejar todo limpio; así ayudarás al cuidado de este paraíso.

FUENTE: Digna Mercedes