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Ana de Armas dejó atrás su acento cubano para triunfar en Hollywood

A pesar de que la aventura estadounidense de Ana de Armas dio comienzo hace más de dos años no ha sido hasta ahora, gracias a la superproducción 'Juego de armas' y a la cinta independiente 'Hands of Stone', cuando la intérprete ha empezado a saborear las mieles del reconocimiento internacional.

No obstante, conseguir que los grandes estudios se fijasen en ella no ha sido tarea fácil para la actriz, que tuvo que aprender a ocultar su acento cubano cuando hablaba en inglés para poder aspirar a papeles importantes.

"Hay actores que siguen hablando inglés con mucho acento y dicen que si los quieren bien y si no, también. Yo no deseo ponerme límites, porque si no hablas como una americana quizá puedas tener suerte y hay un personaje que te encaja, pero así vas a perder muchas oportunidades. [Perder mi acento] fue cuestión de ir a la escuela, trabajar con mi 'coach' y aprender y aprender. Cuando en las audiciones me decían que aún me faltaba [mucho por aprender] no me lo tomaba a mal, sino como un estímulo para ponerme aún más las pilas", reconoce la joven en una entrevista con la revista YoDona.

Pero más allá del desafío lingüístico, lo que más hizo sufrir a Ana a la hora de adaptarse a su nueva vida en Los Ángeles fue la enorme diferencia entre el carácter de sus nuevos vecinos estadounidenses y el de sus compatriotas cubanos y los españoles, país en el que se instaló tras cambiar su isla natal por Europa.

"Los americanos son totalmente distintos. Los españoles tenéis esa cosa muy bruta, espontánea y fresca con la que yo me siento más identificada. Ellos son muy perfeccionistas y más cuadriculados, aunque cuando se vuelven locos, se vuelven locos. Poco a poco voy entendiendo sus reacciones, comprendo por qué tienen ese acento o la postura del cuerpo, es una cuestión cultural que tiene que ver con su historia", explica la artista.

A lo largo de ese proceso de adaptación y cambio personal, la actriz ha contado con el apoyo diario de sus padres, con quienes se mantiene en contacto gracias a las nuevas tecnologías a falta de tiempo para visitarles en Cuba.

"[Mis padres y yo] hablamos todos los días, ya sea vía email, Skype o por mensajes. Es lo que me mantiene centrada en Los Ángeles, porque es una ciudad en la que resulta fácil olvidarse de las cosas que son importantes de verdad en la vida. No voy a Cuba tanto como me gustaría, pero ese contacto emocional es fundamental", admite.