La meca del cine está repleta de actores y actrices dándose cabezazos contra la pared por haber rechazado en su momento papeles que habrían cambiado para siempre -a mejor- sus carreras profesionales. Ahí está el caso de Josh Hartnett, que desearía habérselo pensado dos veces antes de decirle que no a Christopher Nolan cuando este le ofreció ser el protagonista en su revisión de la historia de Batman, o de Will Smith, que cuando leyó el guion de 'Matrix' dio por sentado que sería un fracaso.
Sin embargo, también hay quienes prefieren ver el vaso medio lleno y decirse que esas películas no habrían sido un éxito si hubieran aparecido en ellas. Claire Danes, por ejemplo, no se arrepiente lo más mínimo de haber dejado escapar la oportunidad de dar vida al interés amoroso de Leonardo DiCaprio en 'Titanic', que finalmente acabaría interpretando Kate Winslet.
"La verdad es que no lo tengo del todo claro, pero creo que sí me ofrecieron ese personaje. Había un gran interés, pero para serte sincera, acababa de filmar una historia de amor épica con Leo en Ciudad de México, y allí era donde planeaban rodar también 'Titanic', y no me veía capaz de hacerlo", ha confesado Claire en el podcast 'Armchair Expert' de Dax Shepard.
Entre los motivos varios que le llevaron a tomar esa decisión pesaron, principalmente, su deseo de abordar nuevas experiencias creativas y no repetir básicamente la misma dinámica que tan bien había funcionado en su película anterior con Leonardo, 'Romeo+Julieta', y, en segundo lugar, el miedo al cambio que se produciría en su vida si se convertía en una estrella de Hollywood en toda regla.
"Ese filme me habría catapultado a unos niveles que sabía que no podía manejar. Era consciente de que aún tenía mucho trabajo por hacer para construir una base lo bastante sólida".
Su antiguo compañero de reparto también tuvo serias dudas sobre si sería buena idea trabajar con James Cameron, aunque finalmente él optó por no darle demasiadas vueltas al asunto y lanzarse de cabeza a la aventura.
"Recuerdo que por aquella época Leo y yo teníamos el mismo mánager y habíamos ido los dos a su oficina. Yo estaba en la terraza y Leo en el aparcamiento. Había alquilado un deportivo descapotable y estaba conduciéndolo en círculos mientras intentaba decidir si iba a hacer la película o no. De repente me miró y me dijo: 'Voy a aceptar, voy a aceptar'. Era evidente que no lo tenía claro, pero creo que su punto de vista era algo así como: 'Que le den, voy a hacerlo y a ver qué pasa'. Yo le respondí que lo comprendía, pero que en mi caso no estaba lista. Y creo de verdad que no lo estaba", ha concluido.